Opinión
Ver día anteriorMiércoles 19 de enero de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Otra medalla para México

De bronce, por dinero ilícito

De 2000 a 2008, 416 mil millones de dólares

P

ara aquellos que creen que este país sólo destaca internacionalmente por el número de pobres, el de muertos por la guerra calderonista, las ignominiosas fortunas acumuladas por un grupúsculo de empresarios y políticos, el escuálido comportamiento económico y el voluminoso cuan creciente volumen de promesas (incumplidas, desde luego) y discursos oficiales, el informe divulgado por Global Financial Integrity aporta un dato relevante sobre uno de los destacados logros nacionales en los años del cambio con continuidad: México ocupa el tercer lugar entre las diez economías en desarrollo con mayores flujos financieros ilícitos en el mundo, con 416 mil millones de dólares acumulados en el periodo 2000-2008, monto equivalente a 42 por ciento del producto interno bruto del último año citado.

Casi nada, pues. En pocas palabras, el muy eficiente régimen político-económico mexicano se ha convertido en una verdadera cuan productiva fábrica de dinero ilícito, sin que alguna autoridad –si es que a estas alturas existe– se tome la molestia de, cuando menos, intentar corregir esta terrible realidad (la guerra contra el narcotráfico es muestra fehaciente de ello: mucha bala y más discursos, sin dar seguimiento a los cerca de 30 mil millones de dólares que anualmente, de una u otra suerte, inyectan los cárteles a la economía nacional; el gobierno está tan ocupado gastando plomo, que el elemental follow the money brilla por su ausencia).

Si se considera la espeluznante cifra aportada por Global Financial Integrity, en el último año del priato (Zedillo) y los ocho primeros del panismo (Fox-Calderón) el flujo de recursos de procedencia ilegal promediaría 126.6 millones de dólares diarios o, si se prefiere, 46 mil 222.22 millones de billetes verdes cada uno de los nueve año considerados, monto poco más de dos veces superior a la inversión extranjera directa acumulada en el citado periodo, casi tres tantos por arriba de la captación de remesas enviadas por la paisanada en igual lapso (132 mil 700 millones), o equivalente a un trienio de los dineros presupuestales destinados a la educación pública, a precios actuales.

La poderosa maquinaria mexicana sólo es superada por las correspondientes a China y Rusia, primero y segundo lugares en el inventario de flujos financieros ilícitos en el planeta, con 2.18 billones y 427 mil millones de dólares (55 y 25 por ciento de sus respectivos PIB a precios de 2008). Venezuela no baila mal el joropo, toda vez que en esta materia ocupa el escalón número ocho, con 157 mil millones de billetes verdes. Otros distinguidos representantes latinoamericanos en esta productiva actividad son Argentina (90 mil millones de dólares) y Chile (80 mil millones), de acuerdo con el informe de Global Financial Integrity.

Los mercados cambiario y bursátil de México están retacados de dólares que han fortalecido el tipo de cambio del peso frente a la moneda estadunidense, algo presumido por el gobierno calderonista (al igual que, en su momento, por el foxista) como una aparente muestra de solidez macroeconómica y confianza en el mercado nacional. Sin embargo, tanto se ha desarrollado el esquema de fondos, sociedades, fideicomisos y demás muestras de opacidad financiera, que lo raro sería encontrar recursos lícitos en esa enorme cuan creciente telaraña de intereses aparentemente sin nombre ni apellido, y, por si fuera poco, totalmente libres de impuestos.

Como siempre, la riqueza petrolera mexicana aparece en el escenario cada que se investigan y documentan actividades ilícitas. El citado informe advierte que México es el único país petrolero donde la facturación fraudulenta es el método preferido para la transferencia al exterior de fondos ilícitos. En el sexenio foxista, por ejemplo, se registró, de acuerdo con cifras oficiales, el mayor monto de ingresos provenientes del oro negro, y a estas alturas todavía no se sabe dónde quedaron, aunque se argumente que la mayoría de ellos se destinó al gasto corriente, principalmente nómina burocrática, pero a nadie le consta en un país en el que la manipulación de cifras es el deporte gubernamental preferido.

En el caso venezolano se privilegia el soborno, el robo, el cobro de comisiones, el desfalco y la evasión fiscal como conductos para el trasiego de dineros ilícitos. Aún así, México y Venezuela no son los únicos: Rusia, los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Nigeria (todos ellos destacados integrantes del flujo de dinero ilegal), productores de petróleo, cada vez tienen mayor relevancia como exportadores de capitales ilícitos, de tal suerte que el Global Financial Integrity propone investigaciones adicionales para determinar si existe un vínculo entre los precios del petróleo y los flujos ilícitos de los exportadores de petróleo.

Para el caso mexicano, el citado organismo documenta la envidiable productividad de la fábrica de dinero ilícito: en el año 2000, último de Zedillo en Los Pinos, tal actividad significó 34 mil 400 millones de dólares; para 2008, con ya saben quién en la residencia oficial, el monto se incrementó a 61 mil 540 millones, un aumento cercano a 80 por ciento entre un año y otro. Aun así, la participación porcentual de México en el total de flujos financieros ilícitos ha ido en descenso, pero no porque internamente se haya frenado o combatido la práctica, sino porque en otros países han resultado más productivos.

Severas han sido las críticas del actual inquilino de Los Pinos en contra de su predecesor, por no haber hecho nada para combatir el crimen organizado. Sin embargo, si se atienden las cifras presentados por Global Financial Integrity se puede concluir que, en efecto, a Vicente Fox le queda perfectamente el saco, como también, cuando menos, a Zedillo y al propio Calderón, toda vez que el dinero ilícito lejos de detectarse ha crecido libremente, porque nadie osa tocar al extranjerizado sistema financiero que opera en México (no se vayan a molestar los barones).

Las rebanadas del pastel

Faltan 18 meses para las presidenciales de 2012 y algo así como un año para las campañas legales, pero ya todo el mundo está desatado: tiempos adelantados, patadas bajo y sobre la mesa, todos quieren (aunque ninguno tenga con qué), decenas de precandidatos sacados de la manga, autoridad electoral inexistente (eso sí, con qué salarios), etcétera, etcétera, pero ninguno de los alebrestados ha tenido la cortesía de notificar al respetable cuál sería su programa de gobierno, qué ofrecen, qué y cómo corregirían las barbaridades cometidas en diez años de panismo y 70 de priísmo. Y tienen razón: total, los ciudadanos sólo votan.