África alberga las enfermedades más devastadoras, como los virus del ébola y Marburgo, así como los laboratorios que las estudian. A finales del año pasado, el senador estadunidense Richard Lugar y un equipo de expertos del Pentágono visitaron Burundi, Uganda y Kenia, y descubrieron detalles que les causaron alarma y los impulsaron a demandar más recursos para la seguridad de los laboratorios, para evitar que biológicos peligrosos caigan en manos de terroristas.

Por ejemplo, un laboratorio keniano en el que hay virus de ántrax, ébola y Marburgo está ubicado a espaldas de una ciudad perdida y tiene muros de concreto bajos, fáciles de escalar. Los técnicos africanos tienen que usar grandes muestras de los peligrosos virus para su investigación porque su equipo es anticuado.

Scott Dowell, de los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades, en Atlanta (EU), está de acuerdo en que los laboratorios ugandeses y kenianos necesitan más recursos para mejorar su seguridad, pero lo mismo ocurre con muchas instalaciones de investigación en países pobres.

Los escépticos dicen que Lugar propaga temores en el extranjero para obtener ganancia política en casa. Tal vez sea cierto, como dijo en Kenia, que sea más fácil empaquetar patógenos que materiales nucleares, pero convertirlos en armas es difícil. No es probable que los grupos armados o las organizaciones criminales de ese continente tengan la capacidad técnica para hacerlo.

Una mejor razón para invertir en seguridad de los laboratorios es para evitar accidentes. Es probable que un brote de fiebre aftosa del ganado en 2007 en Gran Bretaña surgiera por manejo deficiente en un laboratorio. Además, mejorar la seguridad en los laboratorios mejoraría también la capacidad de diagnosticar y manejar brotes de enfermedades naturales. Científicos asiáticos tuvieron un importante papel en vigilar brotes del síndrome respiratorio agudo severo y la gripe aviar. Fortalecer a sus contrapartes africanos añade un eslabón vital a la cadena.

Una nueva institución en proyecto, la red global de centros de recursos biológicos, aquietaría los temores de Lugar y beneficiaría a África. Sin embargo, el mundo rico debe evitar la complacencia: los ataques con ántrax en EU en 2011 tuvieron origen 100 por ciento en ese mismo país.

Fuente: EIU