Apenas 10 por ciento de las 30 mil micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) del sector alimentario afiliadas a la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), muchas de ellas familiares, han reconvertido sus procesos de producción para cumplir con los nuevos lineamientos para la venta de alimentos y bebidas en escuelas de educación básica, aseguró Pedro García Urigüen, vicepresidente del sector en ese organismo.

Jugos, galletas y botanas son los principales productos que fabrican y venden las mipymes en las escuelas, por lo que están obligadas a reducir las cantidades de azúcar, sal y algunos otros ingredientes para cumplir con la nueva normatividad.

A diferencia de las grandes compañías, las escuelas llegan representar el principal destino o mercado natural de muchas de las mipymes, ya que son empresas familiares que operan en la comunidad a la que pertenecen.

El dirigente empresarial advirtió que si las mipymes quieren seguir en las cooperativas y tiendas escolares como principal destino de venta, deben acelerar sus procesos de transformación. Mientras para las grandes empresas las escuelas puede representar 5 por ciento de sus ventas, en las mipymes se dispara a 25 por ciento.

Cuando comenzó el proceso de regulación el año pasado y empezó a implantarse de manera voluntaria hace cuatro meses, al arrancar el actual ciclo escolar, pocas empresas estaban en posición de cumplir con los nuevos requerimientos, quizá sólo entre 5 y 6 por ciento, dijo.

¿Cuánto se ha invertido para modificar sus procesos de producción y empaquetado? García Urigüen aseguró que es difícil saberlo porque hay mucha variedad, y mientras unas han tenido que crear nuevos productos otras sólo han modificado algunos.

Ha sido, dijo, un proceso que poco a poco se va dando y aclaró que aunque a partir de enero de este año es obligatorio el cumplimiento de los lineamientos, el plazo vence hasta mayo para que las empresas incorporen nuevos productos acorde a la normatividad. Los cambios, concluyó, se han dado con mayor rapidez en las grandes ciudades porque se cuenta con más recursos materiales y técnicos para hacerlo, pero tardarán más en las zonas rurales, pequeñas comunidades o áreas marginadas.