La exposición Ateneo de la Juventud y la plástica mexicana, montada en el Museo Mural Diego Rivera, vino a resarcir la ausencia de una magna celebración con motivo del centenario de este grupo creado el 28 de octubre de 1909, expresó la pedagoga Susana Quintanilla en la presentación del catálogo/libro, aunque en su momento algunos atenólogos manifestamos nuestra extrañeza por la falta de atención.

Además de ser oportuna, para Quintanilla la muestra resulta inédita, porque toca un aspecto de la generación del Ateneo que no había sido ni siquiera mencionado: la relación de este movimiento intelectual con el desarrollo de las artes plásticas en México. De hecho, “se había puesto muy poca atención en la parte plástica, aun cuando el propio Pedro Henríquez Ureña le mencionó en una carta a Alfonso Reyes, ‘no olvides la pintura, no olvides las artes, porque nuestra generación es mucho más que un grupo de literatos’”.

Para la historiadora del arte Laura González Matute, nieta del poeta Enrique González Martínez, miembro del Ateneo, la exhibición no sólo incide en un tema inédito en el contexto de las muestras del país, sino dentro de la historia del arte mexicano, al presentar, por primera vez, el vínculo que existió entre pintores, literatos, músicos, filósofos y arquitectos.

La trascendencia del Ateneo de la Juventud (1909-1914) queda claramente expuesta en la exposición, mediante un riguroso y bien fundamentado montaje curatorial, organizado en dos núcleos temáticos que, integrados por cuadros al óleo, dibujos y grabados, así como por fotografías, cartas, partituras musicales e ilustraciones de portadas de libros y revistas de época, dan cuenta del diálogo e interacción que permeó entre los integrantes.

Para el investigador Arturo López Rodríguez, la exposición revela las posibilidades museísticas de un tema aparentemente relegado a bibliotecas, como es el Ateneo de la Juventud, y como lo puede ser el Estridentismo o los Contemporáneos. Coincidió con el narrador y ensayista Héctor Perea en que la muestra reúne cuadros de artistas que, si en algunos casos están medianamente olvidados en la historia del arte nacional, en otros lo están completamente, como es el caso de Benjamín Corea. No se sabe dónde falleció ni en qué fecha. Lo mismo podríamos decir de Armando García Núñez y de Gonzalo Reyes Bringas, artistas poco conocidos y difundidos por la historia del arte. De allí que tenemos obviamente mucha investigación por delante.

Carmen Gaitán, a San Carlos

El concepto y curaduría de la exposición estuvieron a cargo de Carmen Gaitán Rojo, Ariadna Patiño Guadarrama y Julián Martínez González. La presentación fue el último acto público de Gaitán como directora del Museo Mural Diego Rivera, ya que el día 14 tomó posesión como nueva titular del Museo Nacional de San Carlos. La exposición Ateneo de la Juventud nació hace dos años, cuando las autoridades del Instituto Nacional de Bellas Artes nos pidieron que trabajáramos un tema que abordara qué pasaba en el momento en que Porfirio Díaz era cuestionado, anotó Gaitán.

La directora saliente deja un programa de trabajo que incluye la inauguración, el 15 de marzo, de la exposición Dialéctica del paisaje, descrita como diálogo de Gualdi, Pacheco y Clausell, con los hoy contemporáneos, como Betsabé Romero, Maribel Portela, Carlos Amorales y Jan Hendriks. El 6 de abril se abrirá La sal, de Lionel Massiel, en la Sala Diego Rivera.

Respecto de su cambio al Museo Nacional de San Carlos, dijo que será un reto hacer que el museo sea mucho más visitado.