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Mañana se dará a conocer la evaluación de los expertos, adelanta Héctor García Meraz

Protección Civil escudriña la seguridad del teatro de Bellas Artes

Hemos recibido muchas cartas, manifiesta el colaborador del titular de esa dependencia del GDF

Cumple con las normas y es accesible para los usuarios, se defiende la directora del INBA

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Vista parcial del teatro del Palacio de Bellas Artes, en imagen de octubre de 2010, durante un recorrido de La Jornada por el recinto. En primer plano, se observa el butaqueríoFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Jueves 13 de enero de 2011, p. 3

Técnicos del Protección Civil del Gobierno del Distrito Federal (GDF) revisan el teatro del Palacio de Bellas Artes para emitir un dictamen respecto de las innumerables cartas que han recibido de ciudadanos, los cuales alegan que el recién renovado recinto no es seguro para el público.

Así lo informó a La Jornada Juan Héctor García Meraz, secretario particular de Elías Miguel Moreno Brizuela, director de esa dependencia capitalina, quien añadió que será este viernes cuando den a conocer la evaluación de sus expertos.

Mientras tanto, la titular del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Teresa Vicencio, afirmó que el nuevo Palacio de Bellas Artes, en cuyo remozamiento se invirtieron 700 millones de pesos, es un lugar seguro que cumple con las reglas de protección civil, un lugar con tecnología de punta, cómodo y accesible para los usuarios.

La funcionaria fue cuestionada ayer por la prensa al término de la ceremonia luctuosa dedicada a David Alfaro Siqueiros en la Rotonda de las Personas Ilustres. Sin detener su carrera hacia la salida del Panteón de Dolores, respondió que los trabajos que se hicieron en el máximo recinto cultural del país fueron con absoluto respeto al patrimonio artístico y arquitectónico.

Reiteró que el Palacio de Bellas Artes está cerrado por periodo de vacaciones, como ya se había anunciado, e informó que será el próximo 28 de enero cuando reabrirá sus puertas con la temporada 2011 de la Orquesta Sinfónica Nacional, además de actividad operística, en unas semanas anunciaremos el programa del primer semestre, concluyó, sin ofrecer detalles ni aceptar más preguntas en referencia a los múltiples señalamientos de irregularidades en la rehabilitación del recinto.

Desde finales del mes pasado, decenas de personas enviaron una carta al titular de la Secretaría de Protección Civil del GDF, Elías Miguel Moreno Brizuela, en la que describen diversas situaciones que, en su opinión, constituyen un peligro para los asistentes al teatro del Palacio de Bellas Artes.

En la misiva, que exige la clausura de ese espacio, se detalla, entre otras cosas, que “en la platea se cambió la rampa del piso por uno escalonado. Esta disposición es ajena a todos los grandes teatros por seguridad. En caso de siniestro los escalones provocarán que las personas, en estado de pánico, se tropiecen y sean aplastadas por las que vengan atrás y traten de salvarse. Es imperioso, por seguridad del público, que se retiren los escalones y se vuelva a restituir el declive liso.

En la platea se quitaron los dos pasillos laterales inferiores y se ampliaron las filas de butacas hasta la pared. En caso de siniestro el público ubicado en esos lugares tiene que recorrer toda su fila para alcanzar uno de los dos pasillos centrales, donde, confluirían con los espectadores que salgan desde el área central. El resultado es que el público de dichas filas exteriores no lograría salir con vida.

También se explica que el espacio comprendido entre butacas es mínimo, se va angostando conforme se acerca a las salidas laterales “y termina en un alto escalón de más de medio metro. El público que en un caso de siniestro intente escapar por ahí, se encontraría primero aprisionado en un embudo y luego imposibilitado de salir por ese alto escalón, por lo que quedarían atrapados. El espacio se vuelve otra trampa mortal para el público.

“En el segundo y tercer pisos también se cambió la disposición de los escalones. Ahora no coinciden con las gradas de las filas de butacas. El resultado es que en muchos casos al terminar una fila el piso no continúa, sino que, saliendo de la fila, el público se ve obligado a bajar un inesperado escalón. En todas las funciones, desde la reinauguración, ha habido personas que caen y ruedan por las escaleras.

Eso ha sucedido en todas las funciones desde la inauguración sin que hubiera una situación de pánico. En caso de pánico la disposición desarticulada entre gradas y escalones provocará que la gente caiga y sea aplastada por las personas que intenten alcanzar las salidas para salvarse. Esta disparidad entre gradas y escalones no puede permitirse. Es obligación de la Secretaría de Protección Civil pedir que se cambie toda la disposición de butacas y escalones del segundo y tercer pisos para que coincidan con las gradas.

El texto alega que el material (madera comprimida) con el que se revistieron palcos y varios segmentos del foro es altamente combustible y propiciará la propagación de un fuego, además, del techo se colgaron seis enormes reflectores de varios metros de longitud que, en caso de siniestro, pueden desplomarse sobre el público.

El foso, trampa mortal

Como ya lo habían relatado a La Jornada (14 de diciembre de 2010) algunos trabajadores del INBA, el foso de la orquesta tan sólo tiene una salida. Tal lleva a los sótanos que pasan por abajo del escenario. En caso de siniestro los músicos no podrán desalojar el foso por esa pequeña puerta, cruzar todo el sótano por abajo del escenario y alcanzar la salida del edificio. El foso de orquesta se vuelve de tal modo una trampa mortal para más de cien músicos, continúa la carta dirigida a Protección Civil del GDF.

Además, ocurre que “al haberse cambiado la disposición del escenario, ahora existe un escalón entre el escenario y el espacio de bambalinas. Cuando los cantantes y músicos salen del escenario, pasando de un espacio iluminado a uno oscuro, no ven ese escalón y caen. Esto representa un gran peligro para todos los músicos.

“De todos los palcos cuelga un enjambre de cables eléctricos que en cualquier momento pueden provocar un cortocircuito. Dado que todo el teatro está ahora lleno de materiales combustibles (la chapa de madera y la madera comprimida pegada sobre el mármol y el cemento), en caso de un cortocircuito sucederá un incendio. Me permito recordar que incendios en teatros de ópera pasan en todo el mundo a pesar de altas medidas de seguridad. De tal modo que si en teatros con un alto grado de seguridad ocurren, es de temerse que en un teatro como Bellas Artes, con muy deficientes medidas de seguridad, sucederá tarde o temprano un accidente de terribles consecuencias.

Debo recordar que en 1931 se incendió el Teatro Principal en la ciudad de México durante una función de ópera y la mayor parte del público y músicos murieron. Además, recordemos los incendios ocurridos hace pocos años en el teatro de ópera Liceo, de Barcelona, y en el teatro La Fenice, de Venecia.

Las personas que han hecho llegar estas quejas a Moreno Brizuela, con copia para los legisladores que integran la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, piden la clausura del Palacio de Bellas Artes para que se corrijan los detalles que consideran peligrosos para el público. Será el viernes cuando el director de Protección Civil capitalino emita su opinión al respecto.