El ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Juan Ramón de la Fuente anunció que este año se dedicará a sus actividades académicas en la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y que no está interesado en posicionarse políticamente para un eventual cargo de elección popular.

Si para 2012 hay algún cambio de planes, tengan absoluta certeza de que se van a enterar rápidamente, dijo en entrevista colectiva en el contexto de la inauguración de la Unidad de Investigación Biopsicocial en Adicciones.

A pregunta expresa sobre su eventual descarte como candidato presidencial, De la Fuente respondió: no estoy en la dinámica de posicionarme, entonces, no hay descarte, porque no hay encarte. Lo que sí puedo decirles es que seguiré en mis actividades académicas y buena parte del tiempo estaré fuera del país, pero, como siempre, siguiendo la dinámica social, política y económica de México, y también, por supuesto, la cultural y la científica.

De la Fuente se refirió también –siempre con una pregunta de por medio– a eventuales alianzas entre la izquierda y la derecha, sobre lo cual destacó que no sorprende, porque ocurre en otros países, como el Reino Unido. “Lo importante no son tanto las alianzas per se; creo que no son buenas ni malas por sí mismas, sino qué hay detrás de ellas. Si hay programas de trabajo comunes, es un avance en la democracia, así como si hay posibilidad de incorporar candidaturas independientes que sean aceptables en unos y otros”.

Sin embargo, dijo que si las alianzas sólo tienen fines oportunistas para una coyuntura electoral y después carecen de significado, no tienen mayor sentido. Por ello, instó a profundizar en el debate sobre este esquema con un análisis más cuidadoso de los alcances de dichos pactos bajo los diversos puntos de vista.

Sobre su desinterés de posicionarse políticamente, sostuvo: La ambición de poder nunca me ha rebasado ni por la derecha ni por la izquierda, de manera que no tengo ese problema. Creo que el poder tiene sentido para lograr metas, y si no se trata de hacer cosas por otro, el poder no tiene absolutamente ningún sentido y puede convertirse en adicción perversa.