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Bravo desperdició una oportunidad que hubiera significado la victoria del visitante

A contracorriente, Pumas estropeó el debut del técnico Sergio Lugo con Toluca

A 10 minutos del final Cacho logró el gol de los auriazules

Chepo de la Torre fue al estadio

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Marco Palacios y Raúl Nava, durante el partido de la primera fecha realizado en el Nemesio DiezFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Lunes 10 de enero de 2011, p. 5

Toluca, 9 de enero. Pumas debutó en el torneo con una dosis de sufrimiento, como si quisiera poner a prueba a sus seguidores. Les recordó que en la campaña pasada el titubeo o la mala suerte los persiguió para que no consiguieran un triunfo fuera de Ciudad Universitaria sino hasta la última fecha. Ahora, en el primer juego de este Clausura 2011, los felinos caían ante Toluca. A sólo 10 minutos de terminar, Juan Carlos Cacho consiguió un gol casi desmoronándose ante el arco. Y estuvo a punto de ser victoria si en los últimos instantes Martín Bravo no se hubiera precipitado a disparar, solo frente al arquero.

Es un primer duelo y ambas escuadras mostraban que los músculos hay que aflojarlos durante las fechas de arranque, con el sentido de la pelota algo norteado, impreciso, como si recién se despertarán de una siesta. El conjunto choricero saltó con la presión que significa abrir en casa y estrenar técnico al mismo tiempo, luego de la salida del Chepo de la Torre, quien vio el encuentro desde las gradas.

Los momentos de emoción ocurrieron de manera intermitente. De pronto ambos equipos se acordaban que había iniciado la competencia y se lanzaban a buscar el resultado. El olfato e instinto de Antonio Naelson pesó en el primer tiempo. Imaginando posibilidades y adivinando movimientos, Sinha dio profundidad a los Diablos. Néstor Calderón y Raúl Nava entablaron comunicación y empezaron a meter en aprietos a la zaga universitaria.

Desde fuera del área, Sinha envió un centro por la derecha al Avión Calderón, quien sin que nadie lo presionara controló la pelota y disparó cruzado a la portería del nuevo titular universitario, Alejandro Palacios. El Pikolín II contribuyó con un lance, que sólo sirvió para acentuar la belleza del gol choricero.

Pumas se fue al descanso con un tanto en contra y el miedo de consagrarse como un equipo sólo efectivo en casa. Pero algo ocurrió en el vestidor. Regresó con la garra afilada. Un disparo de inspiración del jugador al que muchos aficionados han desaprobado con rechiflas estuvo a punto de lograr un gol digno de recordar.

Dante López estalló en un desborde por el costado derecho, recortó a un defensa, pasó de largo ante otro, tras un amague que dejó al rival tendido en el césped, y un tercer hombre intentó detenerlo fallidamente, pero el paraguayo, ya frente al arco, mandó su tiro fuera del poste.

Cuando los Pumas parecían enfilados a igualar el marcador, el guardameta Palacios pasó un momento terrible con una pelota rebelde que estuvo a punto de manchar su nuevo cargo bajo los tres palos: intentó atajar un disparo de La Pulga Ríos que le botó y se fue por arriba, pero para su fortuna se estrelló en el travesaño. De lo contrario, ese error habría pesado en su nueva responsabilidad como relevo del ex arquero Sergio Bernal.

En un tiro de esquina, Leandro Augusto buscó a sus compañeros mejor colocados, pero una confusión de piernas, y un rebote en el costado del choricero Diego Novaretti, fue cazada por Juan Carlos Cacho, quien prendió la pelota de media vuelta, con la pierna izquierda, casi derrumbándose. Un gol conseguido con voluntad y esfuerzo.

En los últimos minutos los equipos lucharon por sacar la ventaja. La pelea fue intensa, pero la desesperación les restó eficacia. El argentino Martín Bravo la tuvo para anotar, pero disparó una de sus peores pelotas con la casaca auriazul.

El técnico universitario, Guillermo Vázquez, lamentó ese desperdicio. Pese a todo, dijo que se quedó con la sensación de que tuvieron un gran partido y elogió que su equipo tenga el coraje para salir a pelear un resultado.

Lugo dijo que terminó contento, pues pese a las adversidades –entre ellas la ausencia del refuerzo ecuatoriano Jaime Ayoví y de Édgar Dueñas–, el cuadro pudo salir adelante. Dijo que el empate fue un accidente y no una opción clara de gol. La única que tuvieron es la última de Bravo, dijo el entrenador, quien vio el juego desde el palco de la directiva de Toluca, pues está suspendido. La parte más importante de un técnico es la dirección durante los 90 minutos y hay situaciones que no puedes manejar desde el palco.