Por tercera vez desde que empezó a denunciar las malas condiciones de construcción de su casa en la unidad habitacional Lomas de San Francisco Tepojaco, en el municipio de Cuautitlán Izcalli, estado de México, el señor Jorge Arzave Orihuela fue amenazado por teléfono para exigirle que cese sus demandas.

Así lo informó a La Jornada el propio Arzave, quien asesorado por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez demandó al gobierno municipal por poner en riesgo a más de 40 mil personas que habitan dicha área.

El conjunto urbano, conocido como Lomas de Cuautitlán, fue autorizado en 1999 por la Secretaría de Desarrollo Urbano del estado de México y se integra por más de 300 mil viviendas, la mayoría de interés social que se desmoronan al tacto, por sus graves defectos de construcción, acusó Arzave.

La situación de Lomas de Cuautitlán es tan precaria –afirmó el ex militar– que expertos del Instituto Politécnico Nacional presentaron durante un foro que se realizó el 29 de noviembre de 2010 en Casa Lamm, estudios geológicos en los cuales se advierte que la zona donde se edificaron las viviendas se está hundiendo y desplazando.

Hace cuatro años, Arzave comenzó a denunciar esta situación y desde entonces ha sufrido amenazas y hostigamiento pues los conjuntos urbanos fueron aprobados por el gobierno de Enrique Peña Nieto para hacer negocio con beneficios extra, en perjuicio de la gente que vive aquí.

El episodio más reciente de hostigamiento ocurrió el pasado miércoles, cuando un hombre que se identificó como el comandate Lazcano llamó por teléfono al domicilio de Arzave para advertirle que le habían pagado para secuestrarlo a él y su familia.

Ha habido mucha coincidencia entre cada demanda que pongo contra la presidenta municipal de Cuautitlán, Alejandra del Moral, y las amenazas. Protección Civil del municipio declaró mi casa como inhabitable y toda la unidad fue declarada zona de riesgo, pero no quieren aplicar medidas preventivas, lamentó.

Pese a todo lo anterior, sigo en mi lucha con el apoyo del Centro Pro Juárez, porque no tengo recursos para irme o rentar en otro lugar. Mucha gente ha abandonado sus casas por las condiciones, la distancia a los centros de trabajo y el mal olor, pero lo que yo hago puede beneficiar a más personas, dijo.