Anualmente el costo de los insumos para la producción de maíz se incrementa 30 por ciento, mismo que los agricultores no alcanzan a cubrir ni con ayuda de Procampo ni con el precio objetivo y apoyo de la comercialización, dijo Raúl Pérez Bedolla, secretario de organización de Alianza Campesina del Noroeste.

Situación parecida sufren los molineros, siempre sujetos a los vaivenes del precio del maíz, al alza en los costos de la energía, el gas y la gasolina, así como de las rentas de locales.

Las grandes empresas que venden semillas y tienen la infraestructura para almacenar la producción son las beneficiarias de la especulación y las que imponen los precios. Por ello, la Secretaría de Economía tiene que realizar un análisis de la cadena maíz-tortilla, defender la actividad de los campesinos, así como de los pequeños molineros y productores de tortilla, y castigar los abusos de las grandes empresas.

No hay un análisis serio de la situación por la que atraviesan los tortilleros ni se pondera la gran importancia que tiene la micro industria, que en conjunto genera 500 mil empleos en el país; la mayoría de quienes trabajan en ella son migrantes del sector rural y madres solteras.

Urge que el gobierno aplique una política económica más justa y equitativa y deje de apoyar a los intermediarios y especuladores del país, señalaron representantes de la Unión Nacional de Industriales de Molinos y Tortillerías, e insistieron en que el gobierno debe ordenar los eslabones de la cadena para que el productor tenga ganancias justas y se beneficie al consumidor con precios justos.

“El problema es que las grandes industrias acaparan el maíz y fijan los precios de la misma manera que se dan los aumentos mensuales de gasolinas, gas y energía eléctrica.

Demandaron que las autoridades fijen el precio del maíz en el mercado interno y vigilen las prácticas de los intermediarios o bien que apliquen un subsidio directo a los productores del alimento.

Es urgente establecer un mercado específico de maíz blanco para la elaboración de la masa y la tortilla tradicionales de nixtamal, así como crear un consejo regulador de la cadena maíz-tortilla en el que participen todos los involucrados en el proceso.

Se trata de salvaguardar el trabajo de miles de familias que dependen de la comercialización de la masa y elaboración de la tortilla, cuyo costo real es de 11.23 pesos por kilo, concluyeron.