El mérito de un escritor es inventar no hacer crónica
, dice el autor del poemario Historia
Lunes 27 de diciembre de 2010, p. 7
Considerar que detrás de toda obra literaria irremediablemente subyacen elementos o pasajes biográficos de su autor es una gran mentira, según el poeta David Huerta, quien en fechas recientes presentó su poemario Historia.
Es un poco injusto con los poetas, los imaginadores y en general con los artistas que se nos encasille en que todo lo que escribimos tiene que ver con nuestra vida, porque no es así
, comenta.
El mérito mayor de un escritor es inventar, no hacer una crónica de algo que realmente ocurrió y luego sólo ponerle algunas cosas bonitas. La literatura es más un trabajo mental que testimonial, más que un trabajo de trasiego de la experiencia a la página.
En entrevista, el también ensayista y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, evoca como ejemplo de lo anterior el libro ya mencionado, recientemente reditado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), por conducto de la Dirección General de Publicaciones, en la colección Práctica Mortal.
“Parecería que los poemas que se recogen en él fueron escritos en diferentes momentos, cuando en realidad los hice en poco tiempo, pero evocando imaginaciones y experiencias de muchos momentos de mi vida.
Debo aclarar que hay mucha novelería en estos poemas; es decir, se tiende a pensar que de la experiencia sacamos las cosas tal cual y apenas las transfiguramos y las usamos; pero muchas veces las cosas se nos ocurren y así las ponemos, se nos ocurren en la cabeza, en la imaginación.
Publicado por vez primera por Ediciones Toledo, en 1990, año en el que esta obra obtuvo el Premio Carlos Pellicer, en Historia, David Huerta coloca al lector en un diálogo frontal y al desnudo con el amor, mediante 25 poemas que abordan ese sentimiento en su condición idílica, también pasional, pero sobre todo prevalece la desoladora, la sombría.
Quizá sea ésa la razón por la que esta obra haya corrido con la fortuna tan poco común entre los libros de poesía de haber resucitado
, editorialmente hablando, en un par de ocasiones. Antes de ahora, lo hizo con los auspicios del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado.
Para la actual redición del CNCA, el poeta aclara que no hizo corrección o cambio alguno, excepto la inclusión de dos dedicatorias que le resultan fundamentales en lo personal y laboral. La primera, para su esposa, la escritora Verónica Murguía, y la otra, para su traductor, Mark Schafer, quien el año pasado publicó en Estados Unidos la antología bilingüe Before saying any of the great words, con poesía del mexicano.
A 20 años de distancia de la aparición de este poemario, David Huerta comenta que ahora observa con un poco de extrañeza
su manera de enfrentar aquel amor que desahogó en esos 25 poemas, en especial ese amor desolador, cruel.
Llevé una vida un poco desordenada cuando escribí este libro. Es curioso: cuando me ponía escribir buscaba hacerlo con todo cuidado, pero todo lo que rodeaba esa escritura la antecedía y a veces la inspiraba, no era tan ordenado. Era más bien caótico, penumbroso y a veces doliente
, explica.
“Quizás estaba metido en esa mitología tan dañina de que uno debe sufrir para que algo valga la pena; debe haber una inmolación para que haya una obra, y eso es una monserga que heredamos del romanticismo; no hace falta.
Entonces, cuando me pregunto si me hacía falta, no sé si responder de manera afirmativa o negativa. Lo que sí sé es que todo lo que me trajo a ser lo que soy hoy está bien, incluso lo malo.
De acuerdo con el poeta, ensayista y docente, no es casual ni gratuito que en ningún otro idioma, mas que en español y portugués, los términos amor y dolor rimen: Esa conjunción es parte de nuestra cultura, de nuestra manera de vivir
.