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En su diario, el periodista Alfredo Muñiz, pronosticó hechos que se dieron entonces

Días de horca y cuchillo, un testimonio inusual sobre la Guerra Civil española

Es de los pocos libros que captaron la pasión y muerte del pueblo en 1936: Muñiz-Huberman

 
Periódico La Jornada
Jueves 23 de diciembre de 2010, p. 6

Un diario escrito previo al inicio de la Guerra Civil española, el cual pronosticó y vislumbró una serie de hechos que sucedieron a la postre, es el contenido del libro Días de horca y cuchillo, escrito por Alfredo Muñiz del 16 de febrero al 15 de julio de 1936.

El manuscrito, recuperado por Angelina Muñiz-Huberman y editado por Espuela de Plata, es un testimonio inusual de la Guerra Civil, debido a que es uno de los pocos que captaron la gesta palpitante de un pueblo, que cuenta, día a día, la pasión y muerte de la España de 1936.

En el volumen, Alfredo Muñiz, inicia el relato a partir de enero de 1936, cuando fue nombrado jefe de redacción del periódico El Heraldo de Madrid. Unas semanas más tarde comenzó a redactar el diario hasta su interrupción, el 15 de julio, cuya hoja quedó en blanco.

Sus últimas anotaciones, explica Muñiz-Huberman, habían correspondido a los asesinatos del teniente José Castillo y de José Calvo Sotelo. Apenas faltaban tres días para que, el 18 de julio, estallara la guerra y cambiara el rumbo de la vida de millones de españoles.

Estamos ante un testimonio histórico cuyo valor radica en el rescate de los héroes anónimos y de las víctimas de la injusticia, quienes dejan de ser desconocidos en este libro.

Cada muerto, agonizante, herido, así sea obrero, albañil, maestro, médico, mujer o niño, va acompañado de su nombre y de una breve historia. De manera simultánea, en el mismo espacio, las máximas figuras de la vida pública son descritas con sus defectos y habilidades, sus aciertos y sus errores.

Este diario, agrega Angelina Muñiz, es una memoria histórica y un documento valioso que fue escrito como si fuera una especie de predicción, el cual describe cómo subió la tensión con el transcurrir de los días.

Incluso, aclara, muchos de los datos y, sobre todo, las fechas, se deben no a mi buena memoria, sino a lo que me relataba por carta mi padre entre 1919 y 1982, a partir de mi regreso a París. “Entre los recuerdos que le gustaba repetir estaban los de su amistad con Federico García Lorca. Me describía las horas pasadas en el café Lion D’Or, la decoración de Bagaría, los personajes que llegaban, Valle Inclán, Pablo Neruda, Carlos Morla; su simpatía por unos y su antipatía por otros”.

Sobre el manuscrito, explica, se trata de un documento con impecable letra, pareja, fina y absolutamente legible, de 337 páginas. El papel está cortado en cuartillas. La tinta empleada es de excelente calidad, pues a 70 años de distancia no ha perdido el color; algunas páginas están escritas a máquina, probablemente en la redacción del periódico (el color de la cinta es negro, y en ocasiones, morado) y con frecuencia están insertados recortes del periódico, tal vez como pruebas del hecho que describe.

Alfredo Muñiz nació en Los Villares, Jaén, España, en 1897 y murió en el exilio en 1982 y fue autor de La novela gráfica de Madrid, Madame Chocolate y Sierra y campiña, entre otras publicaciones literarias y periodísticas.

En la época en que escribe este diario fue nombrado director jefe de El Heraldo de Madrid y a partir de 1937 escribió en las publicaciones francesas República, Madrid y Cette Semaine, como corresponsal de El Heraldo y en apoyo de la lucha por la República.

Colaboró con Miguel Capuz, Chávez Nogales, Eduardo Borrás, Carlos Sampelayo y escritores franceses antifranquistas. Terminada la guerra, Muñiz emigró a Cuba y posteriormente llegó a México.