n su reciente informe de labores, Patricio Patrón Laviada, Procurador Federal de Protección al Ambiente, sostuvo que, contra la creencia generalizada, no es la pobreza el principal factor de daño ambiental en México sino las grandes empresas voraces
y el narcotráfico que domina en muchas áreas forestales. Cita el caso del triángulo dorado
, que conforman los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua, así como las zonas boscosas de Guerrero, Tamaulipas y Michoacán. Patrón Laviada comentó el difícil trabajo que allí y en otras partes del país desarrollan los inspectores de la procuraduría en su tarea de hacer cumplir la normatividad ambiental. El miércoles pasado, ejemplificó, fueron retenidos ilegalmente en Sisal, Yucatán, ocho inspectores y cuatro agentes de la Policía Federal al intentar clausurar obras ubicadas en terrenos ganados al mar y donde destruyeron humedales protegidos legalmente por su importancia ambiental.
También aprovechando terrenos ganados al mar que se convierten en zona marítima federal terrestre, (ZMFT) –los 20 metros de extensión tierra adentro desde donde rompen las olas– se pretende construir varias casas en la única franja costera libre de obras del fraccionamiento Playacar Fase I, en Playa del Carmen, Quintana Roo. Allí desembocan, además, pequeñas corrientes subterráneas de agua dulce. Se trata de lotes de unos 500 metros de superficie. Cada lote lo venden, en promedio, en 600 mil dólares. En dicho fraccionamiento el relleno de arena concretado hace un año salvó varias lujosas casas y hoteles de ser afectados por el oleaje y el avance del mar sobre tierra firme. Algunas casas se edificaron invadiendo la ZMFT. Como el ancho de las playas artificiales se está reduciendo por la fuerza del viento, las nuevas construcciones ocuparían parte de dicha zona marítima.
Quienes nos informan lo anterior piden la intervención de la dependencia a cargo del licenciado Patrón Laviada. También, de los poderes Ejecutivo y Legislativo a fin de ampliar la extensión de la zona marítima federal terrestre. La actual es insuficiente por los efectos del calentamiento global sobre los litorales de México y de otras partes del mundo. Precisamente en la reciente Cumbre del Clima en Cancún se consideró urgente tomar medidas para proteger de la destrucción los asentamientos humanos, las actividades económicas, el paisaje y la obra pública en las zonas costeras. Varios estudios señalan que la península de Yucatán es la que resultará más afectada por el avance del mar. En otros países la franja litoral bajo protección oficial llega a ser hasta de más de un kilómetro.
Y en cuanto a los problemas forestales que refiere el procurador ambiental, en las entidades que conforman dicha península (Yucatán, Campeche y Quintana Roo), así como en Chiapas y Oaxaca, las autoridades localizan la mayor degradación de bosques tropicales. A escala mundial, la tala genera una quinta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero. El gobierno mexicano tiene entre sus tareas prioritarias reducir la deforestación al mínimo, con o sin el apoyo financiero internacional aprobado en la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP 16) para dicha tarea. Por su parte, el licenciado Felipe Calderón prometió hace un año reducir hasta en 30 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero para 2020, siempre y cuando disponga del financiamiento y la tecnología adecuados.
Uno de los campos más propicios para modificar el actual modelo energético (basado principalmente en los hidrocarburos y el carbón) es el de la energía eólica. El potencial nacional asciende a más de 40 mil megavatios, pero apenas se tiene una capacidad instalada de 170, concentrada especialmente en el istmo de Tehuantepec. Chihuahua, Tamaulipas y Baja California reúnen envidiables condiciones para producir dicha energía. En la última entidad, la influyente trasnacional Sempra proyecta establecer un enorme parque eólico: en sierra de Juárez, importante área forestal, fuente de agua para diversas actividades y con especies únicas en el mundo, como el borrego cimarrón y el cóndor de California. Bienvenida la energía eólica, pero no a costa de la riqueza natural de México.