Viernes 17 de diciembre de 2010, p. 4
La Habana, 16 de diciembre. La oficina diplomática de Estados Unidos en La Habana descartó hace dos años que la muerte de Fidel Castro pudiera provocar una explosión de inseguridad o violencia o incluso un súbito flujo migratorio, de acuerdo con papeles destapados por Wikileaks.
Un informe del 15 de enero de 2009, de la Sección de Intereses estadunidense, registra la desaparición pública de Castro y conjeturas sobre su muerte que surgieron esos días.
Las especulaciones se dispararon porque el ex mandatario dejó de escribir sus artículos el 15 de diciembre de 2008 y sólo hubo constancia de su actividad el 23 de enero de 2009, cuando recibió a la presidenta argentina Cristina Fernández. En 37 días, Castro sólo publicó un escueto mensaje por el cincuentenario de la revolución.
El jefe de la Sección de Intereses, Jonathan D. Farrar, dice que en su oficina no creen que el anuncio de la muerte de Fidel altere la situación interna en ninguna forma y que la reacción oficial sería manejar las cosas al detalle, para asegurarse que los cubanos entiendan que Raúl y el resto del gobierno permanecen al mando
.
Estima que el conservadurismo natural de los cubanos después de 50 años de represión, combinado con la aún significativa admiración personal por Fidel, juegan en contra de disturbios a corto plazo. Lejos de provocar un brote migratorio, el anuncio de su muerte puede causar una reducción de las salidas, para que los cubanos esperen a ver si la desaparición de Fidel trae algún cambio a la isla
.
Farrar llegó a Cuba en el verano de 2008. Su antecesor, Michael Parmly, fue quien reportó originalmente sobre la crisis de salud de Castro. Sus informes también han brincado por Wikileaks.
El 16 de marzo de 2007, Parmly informó a Washington sobre la situación del ex mandatario, basado en una fuente femenina, cuya identidad está tachada en la transcripción. El jefe de la Sección de Intereses considera que mientras Fidel Castro viva, incluso discapacitado, su presencia tiene un efecto escalofriante y adormecedor en la sociedad cubana. Las grandes expectativas de cambio aún están ahí, pero asociadas sobre todo a la idea de que primero tiene que morir el dictador para que ocurra algo sustancial
.
Destitución de Lage y Pérez Roque
La destitución del vicepresidente Carlos Lage y el canciller Felipe Pérez Roque, el 2 de marzo de 2009, generó un informe de Farrar, quien considera que hay una evidencia creciente de que el primer círculo del régimen de (Raúl) Castro se está volviendo muy cerrado (y retardatario)
.
El jefe de la misión estadunidense cuenta que el saliente embajador japonés le confió que el cambio había dañado severamente
los planes de Tokio en sus relaciones con Cuba, pues su gobierno tenía gran esperanza en la relación personal
con ambos dirigentes depuestos.