Perdió la lucha contra el cáncer de estómago, que lo mantuvo hospitalizado sus últimos días
Fue uno de los artífices de la fusión de ese género con el rock alternativo, el jazz y el blues
Interpretó a Federico García Lorca, Miguel Hernández y dejó un trabajo inconcluso sobre Picasso
Martes 14 de diciembre de 2010, p. 8
Madrid, 13 de diciembre. El cantaor Enrique Morente, una de las figuras más importantes del flamenco contemporáneo, murió hoy en una clínica madrileña después de pasar varias semanas en situación crítica, a raíz de una operación quirúrgica por un cáncer de estómago. El artista, originario de Granada, está considerado uno de los grandes artífices de la fusión del flamenco con nuevos ritmos y tendencias, con lo que revolucionó una música hasta entonces muy apegada a la ortodoxia y el purismo. Era, junto al genial guitarrista Paco de Lucía, una de las luces del flamenco contemporáneo.
Desde hace una semana el mundo del flamenco estaba en vilo ante la situación clínica de Enrique Morente. Hace unos días el cantaor se sometió a una operación de urgencia para intentar evitar la propagación del cáncer que se le había detectado en el estómago, pero tuvo complicaciones postoperatorias, pues sufrió una fuerte hemorragia que obligó a los médicos a realizar una nueva intervención. De esa segunda operación salió muy delicado y con el paso de las horas su situación empeoró, pasó del estado crítico al coma, de ahí a la muerte cerebral y finalmente falleció.
Creador único y persona maravillosa
En un escueto comunicado su familia informó: Hoy, lunes 13 de diciembre, pasadas las 17 horas, Enrique Morente falleció. Después de varios días de denodada lucha contra la muerte, Enrique Morente, creador único y persona maravillosa, deja un enorme vacío en nuestros corazones y en el de la música, a los que se dedicó por entero y con entrega a lo largo de toda su vida
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Morente, además de fusionar el flamenco con el rock alternativo, con el jazz y el blues, fue uno de los más grandes intérpretes de la poesía de Federico García Lorca, uno de los autores predilectos del cante jondo, cuya obra investigó y evocó.
También fue un entusiasta de Pablo Picasso, en cuya pintura y figura se inspiró hasta el último día, ya que precisamente el trabajo que dejó inconcluso se refería a la obra El barbero de Picasso, que consistía en un disco y en un documental. Pero también fue un hombre muy vinculado a México, donde trabó honda amistad con escritores e intelectuales como Juan Rulfo y Octavio Paz, quienes también admiraron y aplaudieron su singular arte.
El cantaor nació en 1942, en el emblemático barrio granadino del Albaicín, laberinto de calles blancas que miran de frente a La Alhambra.
De familia paya (no gitana), pero igual de pobre que los gitanos de su barrio y de su ciudad, creció escuchando los ritmos del flamenco para mitigar el hambre, la pobreza y la desesperación. Antes de dedicarse de lleno al cante flamenco intentó sobrevivir con trabajos variopintos, como guía de turista, zapatero o monaguillo.
Con menos de 20 años se trasladó a Madrid; creció en el castizo barrio de Lavapiés, donde descubrió que tenía el duende (el arte flamenco) durante sus largas veladas de canto en el mítico Candela, bar que también fue el refugio de otros grandes del flamenco, como Camarón de la Isla y Paco de Lucía.
En medio de la efervescencia por los cambios políticos en España –en la etapa final de la dictadura y el comienzo de la transición a la democracia–, Morente se atrevió a musicalizar la obra de uno de los poetas más repudiados por la dictadura, Miguel Hernández, quien había muerto precisamente en un calabozo infecto del franquismo.
Así lo contó él mismo, en el libro La voz de los flamencos, del periodista español Miguel Mora: Aquel disco fue el que me hizo el cantaor rojo. Salió en México antes que aquí. Pero yo no fui un gran mártir del franquismo. Aunque luego hicimos festivales polémicos y atrevidos, en Bélgica, en París, las Seis Horas por España, las cabezas del movimiento eran Raimon, Paco Ibáñez, Luis Pastor, Pablo Guerrero, Elisa Serna... Hicimos muchos festivales juntos, pero yo era un cantaor clásico y no me creaban muchos problemas. Me pusieron la etiqueta de rojo
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Después de musicalizar los versos de Miguel Hernández, entró en una etapa más mística,: se entregó a los versos de San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Juan del Encina, Ibn Hazmd Al-Mutamid.
Posteriormente se convirtió en una figura y en referente, que no se limitó a España, pues cultivó mucho sus relaciones intelectuales y artísticas con México, donde conoció, entre otros, a “Juan Ibáñez, discípulo de Buñuel, quien vino a Madrid buscando un cantaor, nos vio a Chocolate y a mí, y como no tenía presupuesto para los dos, se equivocó y me llevó a mí contratado. A cada garito mexicano que abría le ponía el título de una película de Buñuel. El mío se llamaba La Edad de Oro.
“En México conocí mucha gente del cine y del teatro, a Octavio Paz, a Juan Rulfo, gente que hoy tengo más conciencia de quién es. Canté para Rulfo, pero no para Paz. Una noche me dijeron que le cantara, pero llegó con una borrachera... Le dije a Juan: ‘Si este hombre está mareao’. ‘Pos mareao y tó’, dijo él. Luego vino a saludarme y se medio cayó, y ya no canté. Hoy sí cantaría para él. He leído cosas suyas y es un gran artista”, cuenta en el libro citado.
Entre los discos más importantes de Morente está Omega, que grabó con el grupo de rock alternativo Lagartija Nick y en el que fusionó por primera vez el flamenco y ese género. En total hizo 22 discos, de los cuales destacan Homenaje a D. Antonio Chacón, Despegando, Nueva York-Granada y El pequeño reloj.
Morente grabó recitales con las guitarras de Rafael Riqueni, David Cerreduela, Juan José Suárez Paquete, Juan y Pepe Habichuela, así como con Mario Maya, Manolo Sanlúcar, Paco Cortés, Rafael Riqueni, Alain Pérez y Montoyita.
Denuncian negligencia médica
Por otro lado, medios españoles, citando fuentes judiciales, informaron que la familia del cantaor denunció al hospital donde fue atendido,
El cuerpo de Morente será sometido este martes a una autopsia antes de que se instale la capilla ardiente en la sede de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) en Madrid.
El cuerpo fue trasladado la tarde de este lunes al Instituto Anatómico Forense, donde la autopsia determinará las causas de la muerte y saber si se produjo por negligencia médica.
Con información de Dpa