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Compositores e intérpretes rinden homenaje al guanajuatense en la Plaza Garibaldi

José Alfredo manejó de maravilla la sencilla filosofía del pueblo: Manzanero

Es el santo patrono de la canción ranchera; hizo escuela y nos dio la pauta para evitar que nuestra música muera, afirma Martín Urieta

Compuso 236 temas, dice el hijo del autor

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El aniversario de la muerte de José Alfredo Jiménez congresó a decenas de personasFoto Roberto García Ortiz
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Julia Palma y María Elena LealFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Lunes 29 de noviembre de 2010, p. a20

En la Plaza Garibaldi la tarde-noche del sábado se rindió homenaje a José Alfredo Jiménez, uno de los mejores compositores de música popular mexicana... autor que logró atrapar y expresar el sentir de un pueblo, las historias de despecho y rendición; ése que expresaba que “la vida no vale nada, no vale nada la vida…”

José Alfredo Jiménez nació en Dolores Hidalgo, Guanajuato, el 19 de enero de 1926 y murió en la ciudad de México el 23 de noviembre de 1973, por lo que el acto en la plaza del mariachi tuvo, en primera instancia, el propósito de recordarlo con motivo de su aniversario luctuoso número 47. El ambiente fue de fiesta. Llegaron decenas de personas de la tercera edad, quienes vitorearon cada una de las canciones que se escucharon del compositor. Varios arribaron con horas de anticipación para tener un lugar cercano al escenario; de allí no se movieron.

Según el programa, correspondía cerrar a Armando Manzanero, pero tuvo que hacer acto de presencia un poco antes porque el senador Carlos Navarrete, organizador y titular de la Comunidad de Amigos de José Alfredo, tuvo que retirarse. Al subir al escenario, el autor de Esta tarde vi llover no tuvo más remedio que complacer a quienes le pidieron que cantara Parece que fue ayer y Contigo aprendí.

Acervo para toda la vida

En entrevista con La Jornada, Manzanero expresó: “Este homenaje es muy importante porque, hoy por hoy, José Alfredo está más vivo que nunca. El acervo musical que nos dejó es para toda la vida; la sencilla filosofía del lenguaje del pueblo la supo manejar a las mil maravillas, y fue el primer compositor de música mexicana que se atrevió a decir: ‘Me cansé de rogarle, me cansé de decirle que yo sin ella de pena muero...’”

Agregó que la canción que más le llega del autor guanajuatense es Declárate inocente, de la cual cantó una parte: Préndeme fuego si quieres que te olvide, méteme tres balazos en la frente, haz de mi corazón lo que tú quieras y después, por amor, declárate inocente.

La intérprete Julia Palma, quien cantó a dueto con María Elena Leal, hija de Lola Beltrán, expuso que homenajes como éste deben hacerse cada año, porque basta con viajar un poquito para darse cuenta de cómo José Alfredo ha puesto el nombre de México muy en alto.

El locutor Gustavo Alvite, de la estación de radio La Más Perrona, quien fungió de maestro de ceremonias, instaba al respetable a que se acercara a alguna de las barras que una tienda de licores instaló a lo largo de la plaza y donde se regalaban bebidas. Nada más no se estacionen, imploró.

Largo fue su trabajo al presentar a funcionarios del Distrito Federal, a los intérpretes y compositores que intervinieron para cantar las de amor, en pro y en contra de ellas. Así, Massías, Gil Rivera, Lila Deneken, Arianna y una nieta de José Alfredo, la que no logró controlar sus nervios, lanzaron al viento las inmortales josealfredianas.

La plaza estaba a reventar y desde el Eje Central, donde se ubica Garibaldi, llegaban más grupos y parejas; algunos, ya entonados, inmediatamente se acercaban a los puestos de venta de tequila y cervezas, o bien entraban al mercado de San Camilito para comer una birria. La estatua de José Alfredo fue colmada de ofrendas florales de sus colegas compositores.

Pasaste a la historia

Martín Urieta, quien sigue encantando con sus composiciones aunque no las cante, en entrevista con este medio declaró: Para mí José Alfredo es el santo patrono de la canción ranchera. Creo que hizo escuela y dio la pauta para seguir con nuestra música para que no muera.

Agregó: “A lo largo de mi vida he tenido contacto con todas sus canciones; a los 8 años cantaba todo su repertorio, como Pasaste a la historia. Es muy difícil lograr lo que él hizo, pues para ser pueblo se tiene que estar en su cultura, en sus costumbres. Unos se espantan porque el maestro tomaba un tequila; boxeadores como el Chango Casanova, el Toluco o el Púas fueron grandes ídolos porque no fueron puritanos, sino que convivieron con el pueblo, al que nadie puede engañar”.

José Alfredo Jiménez Gálvez, hijo del ídolo, explicó que fiestas como las de esa noche eran las que le gustaban a su papá. Se emocionaba cuando el pueblo cantaba sus canciones. Mi padre tiene mucho futuro y su canto se ha vuelto más internacional. Debo decir que Armando Manzanero y mi papá grabaron un disco juntos a mediados de los años 60, donde cada uno interpreta temas del otro. Mi papá comenzó a ser inmortal el día que murió.

Según su hijo, José Alfredo compuso 236 canciones, y sigue siendo el rey.