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Recién galardonada en EU, narra en Éramos unos niños sus penurias para ser artista

México, el país donde verdaderamente empecé a escribir, recuerda Patti Smith

La autora señala que en sus viajes iniciáticos por el país vivió sus más entrañables experiencias

 
Periódico La Jornada
Sábado 27 de noviembre de 2010, p. 5

Madrid, 26 de noviembre. Con la ropa deshilachada y el pelo revuelto como cuando desayunaba ácidos y sueños de la mano de Robert Mapplethorpe, en el underground de los 70 en Nueva York, Patti Smith confesó que cuando comenzó a escribir realmente fue en México, en uno de sus viajes iniciáticos y en los que descubrió además un país en el que ha tenido las experiencias humanas más entrañables e importantes.

La cantante de rock que se convirtió en un símbolo del pacifismo, la poeta que dormía en la calle y, andrajosa y hambrienta, mendiga con el único consuelo de la libertad, recordó a su paso por Madrid a los dos Robertos más importantes de su vida: Mapplethorpe, su amante, su amigo, su confidencia, su cómplice y hasta su guía en sus incursiones por la vanguardia; y Roberto Bolaño, el escritor chileno al que no conoció en vida, pero que de alguna forma le acompaña cuando camina, cuando escribe y hasta cuando sueña en secreto con ser un detective salvaje.

Singular biografía

Smith nació en un pequeño pueblo de Chicago en 1946, en el seno de una familia pobre pero que desde pequeña le inculcó el valor por el arte, la creación y la libertad. Recientemente escribió un libro revelador, Eramos unos niños (Lumen), en el que cuenta en primera persona hechos singulares de su singular biografía. Pero en realidad es una narración de su historia con el artista y fotógrafo Mapplethorpe, con quien compartió los momentos más difíciles y, al mismo tiempo, útiles para su proceso creativo a su llegada a Nueva York, en un lejano 1967. Ahí nació una amistad vital para los dos, que se terminó con la muerte por sida del artista, en 1989. Precisamente un día antes de su fallecimiento, Smith le prometió escribir un libro que contara su historia.

Absolutamente esa etapa de carencias y hambre ha sido fundamental en mi obra artística. La verdad es que yo provengo de una familia muy pobre y estas penalidades eran para mi, yo diría que normales. Estaba tan feliz de estar en Nueva York y además tenía esta visión romántica de los escritores y artistas, después de haber leído a Baudelaire o de conocer la historia de Van Gogh. Estaba convencida de que para convertirme en artista tenía que pasar hambre, vivir en la calle e incluso robar comida para comer. Entonces no puedo decir que haya sufrido mucho, excepto cuando pasaba realmente hambre. Creo que es importante luchar en medio de penalidades y carencias porque que es algo esencial para cualquier ser humano. Nos hace más fuertes. Incluso ahora creo que debo saber volver a ello, de vez en cuando intento probar si soy capaz de dormir en el suelo, pasar dos días sin comer o robar comida, explicó Smith, en un encuentro con medios de comunicación en la Casa de América.

La sinceridad y el desgarro del libro, además de su calidad literaria, le valió para ser reconocido, recientemente, con el National Book Award, el mayor reconocimiento literario en Estados Unidos.

Trabajé durante muchos años en librerías. Cuando era más joven y los escritores que eran reconocidos con este premio solían tener un escaparate especial en las librerías. Yo, cuando empezaba a escribir y aspiraba a crear mis propios libros soñaba con esa idea; la de tener mi propio escaparate, para mi libro, y eso era en 1967, 1968 y 1969. Le solía contar mi sueño a Robert Mapplethorpe y él siempre me respondía que algún día lo haría realidad. Y ahora se me ha cumplido. Además con Robert en la cubierta, así que para mi es como una extensión de un sueño de juventud.

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Patti Smith y Robert Mapplethorpe, en su aventura en Nueva YorkFoto Imagen del libro Éramos unos niños
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Fotografías de los artistas en 1971 y 1978Foto Imágenes del libro Éramos unos niños

Artista de vanguardia

En el libro, Smith narra algunas de sus incursiones en la vanguardia de los 70 en Nueva York, sus experiencias alucinógenas o sus hondos aprendizajes de la poesía, la pintura y la música.

Precisamente en una parte del libro, la cantante recuerda que un momento dado decide hacer un viaje a México para buscar inspiración en medio de una nueva fase creativa y es ahí donde inicia una larga e intensa relación con nuestro país, convirtiéndose en un sitio crucial en su vida.

Mi experiencia en México es muy importante. En mi próximo libro voy a hablar mucho de esta experiencia particular, pues he estado en el país varias veces y es muy importante para mi como ser humana y como escritora. Tengo muchos recuerdos; desde el mejor café de mi vida, que lo tomé en Veracruz, o cuando sufrí hepatitis, pero también cuando empecé a escribir en serio, que fue en México. Hay muchísimas cosas que ahora no quiero desvelar del todo porque estoy sumida en esos recuerdos y los tengo que escribir, de hecho llevó varios meses pensando en esa etapa de mi juventud y de México, por eso me parece un poco extraño que me hagas esa pregunta, que me sirve como inspiración para seguir en ese proceso.

Smith añadió que cuando pienso en México pienso en Diego Rivera, en Frida Khalo, en el Día de Muertos, en la intensidad de la celebración, en sus paisajes, en los niños... Sé que es un país con problemas, pero muchas naciones tienen problemas y hay muchas injusticias y crímenes en todo el mundo. Tengo mis propios sentimientos sobre México, donde tengo mis experiencias humanas más entrañables e importantes.

Alquimia artística

La cantante estadunidense está en Madrid para participar en un homenaje a Roberto Bolaño, un escritor que conoció después de su muerte, pero del que se quedó prendada desde el principio.

Hay dos tipos de alquimia en mi relación con Roberto Bolaño. Hay dos líneas sanguíneas. La primera es la del artista al artista, que es la que tiene un fondo místico y es la misma que conecta a Walt Whitman con Ginsberg o William Blake. Y por otra parte está la línea de familia, que yo he sentido con sus hijos, en el sentido de hermandad y que es algo inexplicable. Pero lo he sentido en el momento en que me siento a escribir o abordo el proceso de escritura o voy caminando por las calles o me pongo el abrigo. Y es algo que no puedo explicar.

Además, Smith explicó que su primer acercamiento a la obra de Bolaño fue a través de Los detectives salvajes, “cuando vi el libro pensé que el título era algo que yo había escrito. Incluso pensé que alguien había tomado mi título, pero en realidad yo no lo había escrito, así que todo era un poco extraño. Creo que su obra maestra es 2666, que para mi fue encontrar la primera obra maestra de la literatura del siglo XXI. Siempre decimos que los grandes libros ya fueron escritos, que ya tenemos Moby Dick y El Quijote, así que encontrar una obra maestra de nuestro tiempo y escrita por un hombre que es más joven que yo, me dio mucha esperanza.

“Pero mi gran atracción hacia él es como escritor y el proceso de escritura. Su libro 2666 lo he leído tres veces porque me apasiona su manera de adentrarse en mundos futuros, en esa creación de universos que nos amplían nuestro propio universo.”