Escuinapa, Sin. En la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del complejo turístico Costa Pacífico, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) no sólo omitió la información de que el predio en que se ubica es parte de un humedal protegido por la Convención Ramsar, sino hizo a un lado que se trata de un área de desove de la tortuga prieta, y desestimó el impacto de las obras a los manglares, a las especies que están bajo protección especial y a las pesquerías.

Éstas fueron las conclusiones que emitió la Comisión Nacional de Areas Naturales Protegidas (Conanp), dependiente de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en la opinión técnica que envió el pasado 3 de agosto a la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA), encargada de evaluar la MIA del Centro Integralmente Planeado (CIP).

En el documento señala que la MIA presenta serias deficiencias técnicas y de contenido sobre la identificación, predicción y evaluación de la significancia de los impactos ambientales, así como de las medidas correspondientes para su mitigación, por lo que se considera que no da cabal cumplimiento a lo establecido en la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente y a su reglamento en materia de Evaluación del Impacto Ambiental.

Pidió a la DGIRA que solicitara al promovente precisar los impactos que generarán las actividades asociadas a las distintas obras a los humedales; la circulación de embarcaciones a la producción pesquera, y las actividades que clubes de playa tendrán sobre la conservación de las tortugas marinas

También, indica, se deben conocer los efectos del uso de fertilizantes, plaguicidas y combustibles de las embarcaciones, así como el impacto que tendrá sobre especies de importancia comercial como el camarón.

Detalles administrativos

Para empezar, precisa que de las 2 mil 381 hectáreas del predio del proyecto, 230 se encuentran dentro del polígono propuesto para establecer la reserva de la biosfera Marismas Nacionales Sinaloa, cuyo aviso fue publicado en el Diario Oficial el 5 de junio de 2008, pero la Semarnat no lo ha publicado por un detalle de trámite administrativo, pero antes de fin de año se publicará, informó su titular, Juan Rafael Elvira Quesada. Del lado de Sinaloa hay 50 mil de las 200 mil hectáreas que en total tiene este ecosistema.

La Conanp añade que ha sido demostrado de manera científica el valor para la biodiversidad y el mantenimiento de los bienes y servicios ambientales, que motivan el principio de utilidad pública, para el establecimiento de Marismas Nacionales Sinaloa como área natural protegida.

Además, señala, hay 2 mil 318 hectáreas que están catalogadas como sitio Ramsar desde 2001. La Convención Ramsar es considerada ley suprema, por lo que sus disposiciones son de aplicación obligatoria, incluyendo las resoluciones y decisiones que emanen de su máximo órgano de decisión. En junio pasado, una misión Ramsar visitó la zona y emitió una evaluación a la Semarnat, la cual aún no se ha dado a conocer.

La ficha descriptiva de la Convención Ramsar –que se encarga internacionalmente de la conservación y protección de los humedales– destaca que estos marismas son un extenso complejo de 200 mil hectáreas de lagunas costeras de agua salobre, manglares, lodazales o pantanos y bañados; dicho sitio incorpora las regiones conocidas como Las Cabras, Teacapán, Agua Brava, Marismas Nacionales y San BIas.

Un águila pescadora (como la llaman los lugareños) vuela llevando consigo un pez que cazó en las marismas nacionales o esteros, donde predominan los manglares, ubicados en los humedales de la Boca de Teacapán, en el municipio de Escuinapa, Sinaloa. En este sitio se reproduce y crece el camarón, así como también gran cantidad de aves y pecesFoto Francisco Olvera

La región cuenta con 113 mil hectáreas de manglares y estuarios –lo que representa entre 15 y 20 por ciento del total de los manglares del país–, bosques de selva tropical maderables, no maderables y pastos. Existen 14 especies de flora nativa que se encuentran en situación de riesgo.

La Conanp señala que la MIA menciona las obras de cada uno de los usos del suelo, pero pasa por alto la descripción de las actividades que se asocian a cada uno y los impactos que potencialmente generen

En relación con las tortugas refiere que es de destacar el uso de información parcial y en algunos casos contradictoria de que el promovente hace uso para minimizar los impactos del proyecto sobre las áreas, el proceso de desove, la dinámica poblacional y el comportamiento de las hembras anidantes, al contrario del gran reconocimiento del fenómeno por numerosos instrumentos de planeación de usos del suelo. Agrega que hicieron las visitas al área de estudio fuera de temporada, por lo que no registraron avistamientos de tortugas o nidadas.

Aunque el proyecto no pretende realizar la tala de cobertura de manglar adyacente al predio, sí hay otros tipos de impactos que perturban a estos ecosistemas, como el azolvamiento, los cambios en el patrón hidrológico, la hipersalinidad, la erosión de playas, la eutrofizacíón (incremento excesivo de sustancias nutritivas en aguas dulces) y contaminación por pesticidas.

Tampoco aporta información suficiente sobre el manejo de contaminantes y no analiza los efectos del combustible de los yates, los fertilizantes y los plaguicidas que usarán, los cuales a través del acuífero pueden infiltrarse hacia los cuerpos de agua.

Situaciones de riesgo

En toda la MIA, indica, no se reconoce que el predio forma parte del humedal costero denominado Marismas Nacionales como unidad hidrológica, por lo que las obras no cumplen con el objeto de esta disposición y si provocarán cambios en la conformación de la costa.

Estos cambios pueden incluir situaciones de riesgo ante huracanes que provoquen, por una parte, oleaje de tormenta intenso y con altura de olas que inunden la planicie, y la lluvia que descienda de la sierra. La combinación de estos eventos extraordinarios puede producir la ampliación de la marina y canales, produciendo una potencial fractura en el sistema y la creación de una nueva boca, con efectos hacia el manglar y otras comunidades del humedal, situación que tampoco ha sido evaluada.

Agrega que otro impacto adverso ignorado es que el cambio de la línea de costa y la alteración de la corriente litoral afectan el desarrollo de las poblaciones de camarón. Además, expertos han advertido del riesgo de que la zona esté al nivel del mar, ya que será afectada con el aumento en la altura que los océanos tendrán con el cambio climático.