Resurge la cantera puma
Tufo en el Azteca
l único duelo que no tuvo sabor de liguilla fue el América-San Luis. En las otras series hubo algo que contar: Pumas se convirtió en el caballo negro al eliminar a unos Cementeros que parecen víctimas de una maldición futbolera; Monterrey se confió y sufrió sobre el final ante unos Tuzos que se negaban a morir, y Jaguares dio gran pelea a unos Santos que eran amplios favoritos.
Pero en el juego entre hermanos el cuadro potosino murió de nada. Primero no aprovechó su localía y luego regaló el primer tiempo en el Azteca, antes de una tímida reacción que a nadie convenció. Ni a los aficionados que se entretuvieron más silbando a Matías Vuoso, mientras los Gladiadores no hicieron honor a su apodo y tampoco a la promesa de Ignacio Ambriz de que jugarían como perros.
Ahora resulta que no sólo el América es goleador y contundente, sino que Enrique Esqueda, un jugador que se enreda solo con el balón y se limita a correr, marca un golazo y hasta el mismísimo Vuoso es capaz de anotar.
No se necesita ser detractor del balompié o crítico radical de la influencia de Televisa en el futbol para considerar que la fácil clasificación de las Águilas genera sospechas, por decir lo menos.
Después de que el torneo anterior San Luis fue uno de los peores equipos, la directiva apoyó a Ambriz y en esta campaña el cuadro tunero encontró el orden y buen futbol con delanteros peligrosos como Wilmer Aguirre, Michael Arroyo y el prometedor novato Othoniel Arce.
Sin embargo, todas sus virtudes las perdieron dos veces: primero al caer ante las Águilas en el torneo regular, con lo que el equipo amarillo consiguió su boleto a cuartos de final, y este sábado en plena liguilla.
Para bien del futbol mexicano el consorcio televisivo debería vender dos de sus clubes, pero quién se interesaría por un medroso San Luis o por un Necaxa desahuciado.
Así que la liguilla para el América empezará en semifinales, en donde enfrentará a unos Guerreros que pasaron muchos problemas para eliminar a Jaguares, cuyos jugadores se tiñeron las cabelleras y se pusieron el cuchillo entre los dientes para nivelar algo que en el papel lucía desigual.
No obstante, el equipo de La Comarca Lagunera cuenta con el líder goleador Christian Benítez, el veloz Darwin Quintero y el talento de Daniel Ludueña, además de que por su mejor ubicación (tercero) le bastará el empate para eliminar al cuarto lugar.
El Cruz Azul-Pumas se definió como el choque entre el futbol y la garra. Y ganó la entrega. Por supuesto que no sólo con dinámica se logra una clasificación, pero el gran valor de los auriazules parece ser su forma de morder en cada jugada, lo que se juntó con unos Cementeros que se inmolaron con las lesiones de Gerardo Torrado y Alejandro Vela, así como la expulsión de Horacio Cervantes, el grandote central que acostumbra fallar en los momentos importantes.
Parece que esta mala racha no va a terminar nunca
, definió Christian Giménez, quien pasó de la euforia de su golazo en Ciudad Universitaria a la pesadumbre ante la mala suerte –maldición, le llaman algunos– que parece perseguir a los celestes.
Ya encarrerado, Pumas será un auténtico dolor de muelas para unos Rayados que tienen un plantel repleto de figuras –en el que destacan Walter Ayoví y Chupete Suazo–, en una serie en la que Monterrey llega como el número dos, pero pocos se atreverán a apostar contra el sorprendente octavo pasajero, cuyo pase a semifinales sirve a la directiva universitaria para seguir apoyando a sus fuerzas básicas, en ejemplo que deberían seguir el resto de directivos que basan sus éxitos en el talento sudamericano.
De los cuatro sobrevivientes, los de la UNAM son los de la nómina más modesta, los que no realizaron contrataciones, que dieron salida a sus jóvenes y oportunidad a un técnico de casa. Y eso es un aire vivificante para quitar un poco el tufo que quedó en el coloso de Santa Úrsula.