La Casa del Cine fue inaugurada este sábado por la noche en el Centro Histórico.

El espacio, ubicado en el segundo piso de República de Uruguay 52, busca proyectar lo mejor del cine mexicano y mundial, además de promover la enseñanza y la reflexión sobre este arte, con talleres y visitas de destacados cineastas, entre otros.

El proyecto, impulsado por Jorge Sánchez Sosa, ex director del festival de Guadalajara; la cineasta María Novaro y Alejandra Moreno Toscano, titular de la Autoridad del Centro Histórico, entre otros, nació luego del éxito de un ciclo de funciones de cine mexicano al aire libre en plazas públicas, realizadas el pasado verano.

Con estas proyecciones –a las que asistieron actores y directores– comprobamos que hay público (para el cine mexicano), dijo Sánchez Sosa, director general de la Casa del Cine, durante la presentación del lugar. A su juicio, lo que no hay son condiciones para que permanezca en cartelera.

El nuevo recinto tiene una sala de proyección de cine digital con 43 butacas. Los promotores destacaron que se pondrá énfasis particular en el cine digital, en su proyección, promoción y la enseñanza de sus particulares técnicas.

Moreno Toscano, cinéfila, además de historiadora y funcionaria, dijo: Tenemos muy buenos escritores y directores, y magníficos actores. (El cine) es una de nuestras potencialidades, por tanto, habría que poner las condiciones para que florezca este trabajo.

Se realizarán ciclos y retrospectivas. Actualmente están programadas muestras de Irán, Pekín, Tijuana, Oaxaca; de cine árabe, en colaboración con el Museo de Arte Moderno de Nueva York, y el Festival de Abu Dhabi, así como certámenes de cortometrajes.

Joselo Rangel –presente en la inauguración, junto con su hermano Quique, ambos de Café Tacvba– tendrá a cargo la curaduría del Festival Cinestereo, con la proyección de cintas sobre música y la realización de mesas redondas y conciertos.

También habrá funciones al aire libre.

Habrá invitados especiales a la Casa del Cine; entre ellos estan programados Julien Temple, Doris Dörrie, Rebecca Yeldham y Peter Broderick.

Punto de intercambio

Se ofrecerán talleres a profesionales del cine, estudiantes y activistas sociales que realicen audiovisuales, afirmó María Novaro, directora de formación del lugar, el cual será punto de intercambio de ideas acerca de las nuevas maneras de hacer cine; el digital, dice, es menos, de unos pocos.

También se abordará cómo se puede (hacer cine) con costos reducidos y los accesos a financiamientos.

Asimismo, se realizarán talleres relacionados con el funcionamiento de las cámaras y procesos de posproducción por computadora, además de cursos de guión y sonido.

Mediante la página de Internet (www.lacasadelcine.mx/) se transmitirá Radio Global, con podcasts de pláticas con integrantes de la comunidad cinematográfica.

La casa además organizará concursos.

El primero consiste en realizar un video en formato digital, de dos o tres minutos, acerca de algún personaje del Centro Histórico. La convocatoria estará abierta a partir del primero de diciembre.

Hay un videoclub y una videoteca, que prestará cintas, con derecho de exhibirse sin fines de lucro. La idea es que, por ejemplo, los cine clubes usen este material.

La sala de proyección, explicó Novaro, puede ser solicitada por creadores, para (llevar a cabo) estrenos, exhibiciones de primeros cortes o los resultados de talleres.

Jordi Martí, delegado de Cultura del ayuntamiento de Barcelona, quien participó en la ciudad de México en la Cumbre mundial de alcaldes y gobiernos locales, fue invitado a la inauguración.

Dijo estar sorprendido de encontrar una iniciativa de estas características y felicitó a los organizadores. Deseo que algún día florezca en Barcelona uno así, expresó.

A la fiesta de inauguración llegaron cientos de personas, en su mayoría integrantes de la comunidad cinematográfica, quienes cupieron porque prestaron a la Casa del Cine –que sólo ocupa el segundo piso– la planta baja y el primer piso del edificio.

En la nueva sala se proyectaron los cortos Sin miedo, de María Novaro, y la brasileña Geral, de Anna Azevedo.

La primera cinta aborda el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución con una fuerte crítica y un planteamiento de enorme dignidad, quizá como ninguna de las otras cintas que se realizaron este año con motivo de esas conmemoraciones.