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En la UNAM hubo también expresiones artísticas relacionadas con ese juego

Kasparov: en el tablero todo se conjuga para la toma de decisiones, como en la vida

Se trata de muerte lúdica y seductora, frase que tituló una muestra de obra plástica

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Anatoly Karpov, José Narro y Garry Kasparov, en la sala NezahualcóyotlFoto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Lunes 22 de noviembre de 2010, p. 3

El juego del ajedrez es una batalla a muerte. Se trata de una muerte lúdica y seductora como el amor o el desamor...

Frase evocadora de los alcances que para algunos tiene el ajedrez. Y con ella se tituló la muestra de obra plástica alusiva al juego durante la Feria Internacional de Ajedrez, organizada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para la celebración de su centenario, y que ayer concluyó en el Centro Cultural Universitario.

Una dama desnuda con rostro acongojado analiza una enigmática partida en La estrategia del juego de la vida; un tablero de ajedrez que recrea la lucha de la naturaleza por sobrevivir a los excesos humanos está plasmado en Hombre contra natura, o un duelo extravagante está a punto de iniciar con peculiares peones y un nombre aún más peculiar, Jazzmuart entre Marcel Duchamp y Luis Buñuel... Se trata de visiones artísticas de esta disciplina.

Ajedrez y cine, ajedrez y teatro, ajedrez y arte... Espacios colaterales que complementaron esta celebración lúdica en la UNAM, en aras de proyectar todas las variantes que tan peculiar juego ha despertado en las artes.

Desde los albores del cine, en 1903, Una disputa ajedrecística inauguró el vínculo, posteriormente ampliado con el más grande clásico del cine ajedrecístico: El séptimo sello, del célebre Ingmar Bergman, por mencionar dos de los muchos filmes que han incluido este juego en sus temáticas.

Todo ello, en un singular corto presentado en la feria que recrea decenas de películas alusivas a la disciplina y que hizo coexistir, en breves minutos, a Humphrey Bogart, en Casablanca; a Max von Sydow, en El séptimo sello, o Max Pomeranc, en Buscando a Bobby Fischer.

En paralelo, lejos de esta visión idealizada del ajedrez, inmersos en el profundo silencio del teatro Juan Ruiz de Alarcón, el español Marc Narciso y Gilberto Milos dirimieron una batalla real y continuaron su duelo a muerte en pos del Campeonato Iberoamericano, ante casi un centenar de espectadores que contemplaban la partida final.

Silencio casi de funeral, presagio de que alguien va a morir.

En la sala Nezahualcóyotl, el gran maestro Garry Kasparov superó las expectativas y en su última exposición pública llenó el auditorio que lo escuchó hablar de ajedrez, el desarrollo del mundo y su vida.

Como parte de su anecdotario, hace tiempo –contó ayer el ajedrecista de 47 años–, cuando recién había obtenido el campeonato mundial de ajedrez, un hombre entrado en años le dijo: qué tristeza me da tu vida. “¿Por qué? –respondió–. Tengo 22 años, soy campeón del mundo del ajedrez...” Porque el día más feliz de tu vida ya se acabó...

Colección de recuerdos de Kasparov rubricadas con su visión del ajedrez, del cual, dijo, es una combinación de memoria, creatividad, intuición y cálculo, todo encaminado a la toma de decisiones, como en la vida. En su trayectoria como ajedrecista, calcula, tomó 85 mil 900 decisiones durante múltiples partidas que ha desarrollado.

Por ello tiene claro algo que expone como una máxima: toda decisión tiene consecuencias, en cualquier ámbito de la vida. Y en esa lógica vuelve a la anécdota para explicar las razones de su derrota en la disputa por el campeonato en el año 2000 frente a su compatriota Vladimir Kramnik. Su juego adolecía ya de variantes y eso lo había vuelto predecible frente a su rival.

“El éxito –desprendió de esa experiencia, con un dejo de autocrítica por aquella derrota– puede convertirse en la mayor amenaza del éxito futuro si no se sabe asimilar, porque cuando uno es derrotado, sabe que algo anda mal y se debe cambiar”. No siempre sucede lo mismo cuando se tiene éxito.

Ante un auditorio que le celebró gran parte de su conferencia, concluyó que para cambiar hay que tomar riesgos, y quien toma pocos riesgos reduce su posibilidad de éxito.

Con la conferencia de Kasparov prácticamente se rubricaron nueve días dedicados al ajedrez en sus más diversas variables, un juego que cautiva a quien se acerca a él.

Juan José Arreola, uno de los más celebres apasionados de esta disciplina, captura en uno de sus escritos el encanto que genera :

En el momento en que negras y blancas están en su lugar y mi adversario juega peón 4 rey, en ese momento se detiene el mundo para mí y todo el universo se contrae en medio de ocho casillas por ocho. El tiempo deja de existir...