Ninguna mujer en la historia del ajedrez ha escalado las alturas que ella, al punto que desde los 15 años ingresó a esa especie de nobleza que conforman los grandes maestros.

Judit Polgar, de origen húngaro, es la única jugadora que ha logrado estar entre los 10 grandes del mundo. Asegura que su fascinación por el juego-ciencia parte de su belleza y creatividad.

Definición paradójica, pues su ingreso en 1996 en esa privilegiada lista, fue celebrado con una frase peculiar: bien, ahora ya eres de los tipos duros del ajedrez.

Jugadora desde los cinco años, cuando su padre Lazlo Polgar –pedagogo y profesor de ajedrez, autor de varios libros– la inició en esta disciplina, Polgar dice: “Crecí en el mundo de los hombres, pues mis padres nos inculcaron a mí y a mis hermanas a tratar de alcanzar las metas más altas.

La competencia más grande era con los varones, así es que la mayor parte del tiempo jugué contra ellos y fue muy natural para mí crecer en este deporte dominado por ellos.

En el ámbito del ajedrez de competencia, sólo entre 3 y 5 por ciento de los jugadores son mujeres y Polgar –de visita en México para participar en la Feria Internacional de Ajedrez organizada por la UNAM– confiesa haber competido solamente en dos ocasiones contra mujeres: en una Olimpiada y en un Campeonato Mundial de menores de 16 años.

Sin embargo, considera que el placer de ganar a grandes maestros no es de suyo una cuestión de género, sino un desafío por la calidad de los jugadores.

–¿Representa un reto mayor vencer a los hombres?

–No, me gusta ganar contra cualquier oponente y la mayor parte del tiempo juego con ellos. Pero es mayor placer derrotar al oponente más fuerte. Fue un gusto grande ganarle al ucraniano Vassily Ivanchuk, pero no porque sea varón, sino porque es un gran jugador.

–¿Por qué no hay más competencia entre hombres y mujeres, siendo un juego mental?

–Hay desigualdad entre hombres y mujeres, pensamos diferente, pero eso no significa que no podamos alcanzar los mismos resultados. Eso se remonta a mucho tiempo atrás. Ellas no lo toman como profesión tan seriamente y por muchos años sólo hubo un par de mujeres que jugaban de manera seria.

Esto ha cambiado, porque ahora están en los primeros lugares las hermanas Kossinerov y varias más. Creo que deberían poner en alto sus metas y no únicamente convertirse en la campeona mundial femenil. Mientras más altos pones tus objetivos, más lejos llegas.

En su momento, su padre aplicó con sus hijos su visión pedagógica de que los genios no nacen sino se hacen. Ahora Judit señala: en mi caso, siempre sentí el espíritu de lucha y dedicación por el juego. Fue una manera de inspirarme, de sentir que podía hacerlo entre todos estos hombres.

–¿Has sentido algún rechazo de los hombres para enfrentarse contigo?

–¡Por supuesto, por mucho tiempo!, pero cuando me convertí en Gran Maestra, a los 15 años, empezaron a tomarme en serio y a los 17 o 18 años me aceptaron.

Ahora, a sus 34 años de edad, Polgar se asume como una mujer agresiva en el tablero, pero no en la vida. Hay vínculos entre la forma de jugar el ajedrez y la personalidad ante la vida, pero no necesariamente son idénticos.

Creo que uso mi pensamiento en el ajedrez al ser creativa, hacer planes, combinaciones. Te acostumbras al hecho de que vas ganando o perdiendo. Asumes cómo manejar estas situaciones para mantener el espíritu de lucha, para levantarte luego de perder y volver a luchar. Hay muchas cosas en las que este juego es útil en la vida y creo que puede mejorar la forma de pensar de la gente, sostiene.

Invitada a participar en el cuadrangular de Grandes Maestros, organizado con motivo del festival de ajedrez organizado por la máxima casa de estudios, Polgar habla sobre el significado del encuentro.

“Es realmente increíble. Creo que nunca había visto algo parecido a este festival. Es uno de las más grandes celebraciones que haya visto en mi vida.

Fue impresionante ver la ceremonia de apertura, el entusiasmo de los asistentes que realmente aprecian y admiran a los jugadores de ajedrez. Es una cosa fantástica jugar aquí, concluye quien en su mejor momento alcanzó el número siete en el ranking mundial del juego-ciencia.