La voluntad del caudillo era ese lugar; lo sepultaron en Cuautla
Sábado 20 de noviembre de 2010, p. 29
Tlaltizapán, Mor., 19 de noviembre. La tumba más alta del mausoleo de San Miguel Arcángel aún espera los restos del general Emiliano Zapata, quien fue sepultado –contrariando su deseo– en el panteón de Cuautla y luego exhumado para yacer, hasta hoy, en la plaza de la Revolución del Sur, al pie de su estatua misma, que domina el centro de la cabecera municipal.
Los zapatistas combatieron varias veces desde el ex convento dominico, cuya torre sigue marcada por los impactos de bala y a cuya entrada el caudillo mismo dispuso, en 1914, construir el mausoleo y depositar ahí sus restos junto con los de otros líderes de la Revolución.
Pero su voluntad fue incumplida pues las fuerzas carrancistas que lo acribillaron el 10 de abril de 1919 en Chinameca también exhibieron su cadáver como trofeo de caza frente al ayuntamiento de Cuautla, e impidieron a sus compañeros rendirle honores y sepultarlo en Tlaltizapán.
Quienes ocupan el mausoleo de San Miguel Arcángel son más de una decena de zapatistas, en cuya memoria reza una placa: No lucharon por bastardos intereses ni los guió la vanidad o el odio. Tierra y Libertad fue la bandera que ondeó triunfante en la nación entera. Paladines de la causa agraria. El pueblo humilde les rinde homenaje
.
A unos metros del mausoleo está el cuartel convertido en museo frente al cual fue colgado Otilio Montaño, estratega del Ejército Libertador del Sur, y donde aún se conserva gran parte de las armas zapatistas y la ropa que llevaba el caudillo al momento de su ejecución, cuando cabalgaba sobre El As de Oros.
Otro museo, el construido sobre la casa donde Zapata nació el 8 de agosto de 1879 en Anenecuilco, municipio de Ayala, guarda la carabina que le regaló Pancho Villa en la ciudad de México, y hace pervivir los relatos de su alzamiento.
“Zapata decía: ‘Prefiero morir de pie que vivir arrodillado’, y en 1909 fue nombrado presidente de la junta de defensa de las tierras de Anenecuilco, para impedir que ampliaran sus dominios los ricos hacendados que abusaban de la población. Eso lo llevó a ser en uno de los principales dirigentes de la Revolución y emitir el Plan de Ayala de 1911”, indica uno de los documentos.
También está enmarcada una evocación de su hermana María de la Luz Zapata: Miliano tenía una manita grabada en el pecho, era como una marca hundida en la piel. Mis papás no sabían qué quería decir, pero de por sí creyeron que era una señal...