Puerto Príncipe, 10 de noviembre. La vertiginosa expansión de la epidemia de cólera en Haití, que ya deja 643 muertos, alcanzó también Puerto Príncipe con una víctima y tendía a agravarse este miércoles debido a las precarias condiciones en que vive su población después del terremoto del 12 de enero pasado, mientras el número de hospitalizados aumenta sin pausa.

El Ministerio de Salud dio a conocer que la epidemia –calificada como sumamente contagiosa– ha provocado 643 muertos y casi 10 mil hospitalizaciones desde sus primeros casos a mediados de octubre. El balance anterior registraba 583 muertos y cerca de 9 mil casos de enfermos.

Tan sólo en la jornada del martes, 46 personas murieron en el departamento de Artibonite, en el norte, donde está la ciudad de Gonaives, foco del brote, precisaron las autoridades. El alcalde de Gonaives, Adolphe Jean-François, dijo que varios enfermos fallecieron camino al hospital.

La inquietud crece sobre todo en Puerto Príncipe, donde cientos de miles de haitianos duermen en precarios campamentos desde el sismo de enero, que dejó más de 250 mil muertos y un millón y medio de desplazados.

La enfermedad ha llegado al área metropolitana, dijo el director general del Ministerio de Salud, Gabriel Thimoté.

Las pésimas condiciones de higiene en el campo, en cuya zona central surgió hace tres semanas la enfermedad, donde duermen hacinadas familias enteras con niños pequeños hace temer un avance rápido de la epidemia, que fue calificada de asunto de seguridad nacional por Thimoté.

El único deceso en la capital del país caribeño, Puerto Príncipe, corresponde a una persona del barrio Cité Soleil, el más pobre de la ciudad. Ocurrió en el hospital Saint Catherine, donde trabajan profesionales de la organización Médicos sin Fronteras de Bélgica.

Las autoridades y agencias internacionales temen que la situación pueda empeorar debido a las inundaciones del reciente huracán Tomás, que causó 21 muertos.

La Organización Panamericana de la Salud, dependiente de la Organización Mundial de la Salud, manifestó su profunda inquietud por la evolución de la enfermedad en la capital haitiana devastada y bajo paupérrimas condiciones sanitarias.