El gol que le anoté a Estados Unidos y que nos ayudó para conseguir la victoria y el pase al Mundial de Alemania 2011 fue una delicia, confesó Maribel Domínguez. Fue como un pastel de chocolate que hay que paladearlo en el momento, porque nadie más puede imaginar ese sabor, señaló.

“No es poca cosa ganarle a Estados Unidos –precisa–, no fue obra de la casualidad”. Además Maribel fue una de las pioneras en la selección femenil; fue como quitarse un enorme peso de la espalda.

Los recuerdos de los días en que arrancó el proyecto con Leonardo Cuéllar (1998), cuando las jugadoras tenían que sacar las vacas de las canchas donde entrenaban, cuando no tenían uniformes, cuando las primeras jugadoras que se presentaban eran las seleccionadas para las competencias.

Es triste, pero también estoy orgullosa por todo lo que sufrimos y ahora me tocó recoger los frutos. Ganar un pase a un Mundial, dijo Marigol en el aeropuerto al regresar de Cancún, donde disputaron las eliminatorias mundialistas.

La delantera estuvo en la selección que disputó el último mundial del Tri femenil en 1999, en Estados Unidos, en donde también marcó un tanto, el único del equipo nacional, pero esta vez –asegura– es diferente.

Vamos a Alemania a competir y a divertirnos. Antes era acudir a las competencias a ver qué pasaba. El espectáculo era ver cuántos goles le metían a México, pero ahora empezarán a voltear hacia nosotras, con temor y con respeto.

Los avances en el futbol femenil sin una liga profesional en la cual fogearse tienen mayor mérito, comentó Maribel, quien emigró al futbol estadunidense, pasó por el Barcelona de España y actualmente juega para el Euromat Estartit.

Todo ha cambiado en el equipo de las mujeres. Maribel refirió que tras la derrota ante Canadá, en la final del premundial, aún con el boleto para Alemania 2011, en los vestidores había rabia por haber perdido la oportunidad de ser campeonas de la Concacaf.

Ayer todo mundo vio lo que poseemos, las pinceladas que dimos, tuvimos chance de ganarle a Canadá y llevarnos el campeonato. Fueron errores que pudo cometer cualquiera de las dos escuadras los que decidieron el resultado. Ahora tenemos que seguir trabajando sobre ellos.

Ese coraje, agregó, es el reflejo de un equipo con agallas, con espíritu combativo: Se siente la diferencia luego de ganar un boleto. Tenemos que acostumbrarnos a estar ahí, a que no siempre Estados Unidos y Brasil serán los protagonistas; México debe acostumbrarse a estar dentro de los buenos.

A unos metros de ella, el entrenador Leonardo Cuéllar también expresaba su satisfacción por haberle ganado por primera vez a las estadunidenses, porque tenían el compromiso de clasificar, aun cuando no sabían que enfrentarían al gigante de la Concacaf.

Hacerlo de manera directa y no ir al repechaje como en las recientes dos ediciones aseguró que es un signo de avance. Después de eso algo quedó claro para Cuéllar: esa victoria histórica no fue una casualidad.