Nueva Izquierda se lanza contra Ebrard
Otra triquiñuela del senador Arce
n el Senado de la República se fragua otra de Nueva Izquierda y su cómplice René Arce. Ahora en contra del que se considera su aliado más fuerte: Marcelo Ebrard.
El cacique de Iztapalapa, René Arce, pretende formar un nuevo partido político, no con la idea de competir para alcanzar los más altos rangos del poder, y desde allí cambiar las rutas que a su consideración se han torcido en la vida del país, sino más bien con el afán revanchista de restarle votos a la izquierda, y en consecuencia facilitar el paso de la derecha, venga de donde venga, pero derecha, hacia las posiciones de decisión que marcan el rumbo del país.
Arce renunció al PRD el 15 de diciembre de 2009, luego de ser derrocado en Iztapalapa, debido a las simpatías que hace surgir Andrés Manuel López Obrador, por Clara Brugada, frente a la trampa con la que la descalificó el Trife, y el vacío que le hizo la cabeza principal de Nueva Izquierda, Jesús Ortega, pero no se peleó con el resto de los chuchos, con quienes mantiene lazos de interés muy sólidos. Es decir, continúa en el Senado como miembro informal de la bancada amarilla, lo que permite que otro de su misma idea política, Carlos Navarrete, siga encaramado como jefe de los perredistas en esa cámara.
Sus intenciones, hasta ahora, no parecen ir por mal camino. Aliado al priísmo y a los azules, ambos lo necesitan, pugna por restar condiciones para el registro de nuevos partidos en el ámbito político del Distrtito Federal. Hasta ahora, para registrar un partido político en el DF se requieren 35 mil afiliados, es decir, 0.5 pr ciento del padrón electoral. La idea de Arce, claro, siempre en beneficio de la democracia, es bajar ese porcentaje a la mitad.
El cambio en la ley que propone Arce, entonces, se diga lo que diga, sólo tiene un fin: obtener el registro para su partido, es decir, el senador legisla para su propio beneficio, busca que se modifique la ley, para jugar con todas las de ganar, sobre todo si pensamos que un partido más significa una carretada de dinero para quienes lo dirigen. Como sabe que no logrará cumplir con el 0.5 por ciento, es decir, con los 35 o 36 mil afiliados, quiere que el registro se dé con 18 mil, nada más. O sea: entre menos burros más prerrogativas para la dirigencia, dicho sea de paso.
Por su parte, el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, busca endurecer los requisitos para el resgitro de cualquier nueva organización política. Su propuesta es elevar a 2 por ciento el número de afiliados. De ser así, quienes pretendan crear un nuevo partido deberían tener, cuando menos, 145 mil afiliados, y eso simplemente dejaría sin posibilidades a la familia de los Arce. Pronto tendrá que dirimirse el asunto. De hecho hoy habrá una discusión al respecto en la Asamblea Legislativa de la ciudad.
Lo grave es que en el Senado, el cacique de Iztapalapa tiene muy bien agarrado a Navarrete, y no precisamente por cuestiones ideológicas, que hace mucho les importan, a los dos, un bledo, sino porque sin Arce, Navarrete perdería el control de su fracción y la posibilidad de seguir mangoneando desde su escaño.
Habrá que ver hasta dónde decide Navarrete jugarla en contra de Ebrard. Tal vez sus locas aspiraciones lo lleven a romper con el jefe de Gobierno, que no lo ve entre los posibles que puedan sucederlo, pero con eso de que ahora las alianzas no le dan asco a nadie, todo puede suceder, hasta la foto entre Marcelo y Arce. Ya veremos, dijo un ciego.
De pasadita
Para que nadie se sienta decepcionado, el líder de los azules en el DF salió ayer en defensa de la consejera Carla Humphrey, que a final de cuentas cayó de la presidencia del Instituto Electoral del DF. La inteligencia de Obdulio Ávila nos dejó en claro que la señora consejera es lo que ellos llaman una simpatizante
. Entonces no hubo error de apreciación, aunque ni en el instituto local ni en el federal se pueda asegurar limpieza y honestidad para las elecciones de 2012. ¡Qué barbaridad!