Austeridad de a mentiritas
Los Pinos y sus prestaciones
Mil 115 millones, y contando
penas cuarenta y ocho horas después de sentarse en Los Pinos, el nuevo inquilino organizó pomposo acto en la residencia oficial donde firmó uno de sus primeros decretos de gobierno: el de austeridad, como lo denominó, porque –citó Felipe Calderón– decía don Benito Juárez que bajo el sistema federativo no pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes, no pueden improvisar fortunas ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala
.
Tal decreto obligaba a reducir 10 por ciento los sueldos netos del propio inquilino de Los Pinos, sus secretarios de despacho y la cadena de mando descendente hasta los titulares de unidad y puestos equivalentes, y justificó la decisión porque hoy los ciudadanos demandan de los servidores públicos el ejercicio de un buen gobierno; es decir, velar por los intereses de la nación y ser responsables en el uso de los recursos de los mexicanos. Por eso mi gobierno se regirá por estrictas reglas de austeridad y eficiencia. Por ello, aplicaremos y promoveremos medidas de austeridad en toda la administración pública
.
Pasó el tiempo, y el inquilino de Los Pinos firmó más decretos, puso nuevos topes y fomentó leyes relativas a la famosa austeridad
, pero mañosamente dejó abierta una puerta por donde prácticamente se cuela todo, absolutamente todo, menos la austeridad. Por la vía de las llamadas prestaciones a servidores públicos
que laboran en la Presidencia de la República, Felipe Calderón y amigos que lo acompañan se sirven con la cuchara grande, y el gasto de la residencia oficial en ese renglón lo documenta, de acuerdo con las cifras de la Secretaría de Hacienda, las cuales revelan que de 2007 a 2009 se registró un incremento cercano a 4 mil por ciento en las erogaciones por el citado concepto, con ganas de que en 2010 la proporción sea aún mayor.
De acuerdo con dichas cifras (que no son otras que las contenidas en el informe oficial que cada tres meses la Secretaría de Hacienda envía al Congreso), el candado de austeridad aparentemente funcionó bien en todo 2007 y en el primer trimestre de 2008, pero a partir del segundo trimestre de ese mismo año, con los tambores de la crisis comenzando a retumbar, el gasto por prestaciones a servidores público se disparó, aunque el relativo a salarios de altos funcionarios se mantuvo dentro de los lineamientos del decreto del 3 de diciembre de 2006.
En el primer año de estadía en la residencia oficial, los servidores públicos
que allí laboraban obtuvieron prestaciones por un total de 11 millones 93 mil 183.17 pesos, con un promedio diario de 30 mil 392.28 pesos; en 2009, el año del catarrito
y del desplome económico, las erogaciones por tales prestaciones para los mismos servidores públicos
sumaron 457 millones 603 mil 190.8 pesos, con un promedio diario de un millón 253 mil 707.37 pesos, un incremento de 41.25 tantos entre una y otra fecha.
En lo que va de 2010 (hasta septiembre) el austero gasto por prestaciones a servidores públicos
acumula 271 millones 482 mil 639.37 pesos (promedio diario: un millón 292 mil 774.47). Falta sumar las erogaciones que por igual concepto se realizarán durante el cuarto trimestre del año, con el agravante que es en ese periodo que se registran pagos mucho mayores (70-80 por ciento) por concepto de aguinaldos, gratificaciones, compensaciones y conexos.
La austeridad, vía prestaciones a servidores públicos
se puede constatar con el paso del tiempo: Por dicho concepto en 2007 el gasto sumó, en números cerrados, 11.1 millones de pesos; en 2008, 374.9 millones; en 2009, 457.6 millones y en 2010 (hasta septiembre), 271.5 millones. Así, las austeras erogaciones diarias, como promedio, reportaron los siguientes movimientos alcistas: 2007, 30 mil 392.28; 2008, un millón 27 mil 145.54; 2009, un millón 253 mil 707.37 y 2010, un millón 292 mil 774.47 (falta el cuarto trimestre, el de los aguinaldos, gratificaciones, compensaciones y conexos).
Así, en los 46 meses de estandía calderonista en Los Pinos, el gasto documentado (por la Secretaría de Hacienda) por las citadas prestaciones a servidores públicos
sólo en la Presidencia de la República acumula (hasta septiembre de 2010) más de mil 115 millones de pesos, monto que ni lejanamente es justificable y ya no por razones de austeridad, sino de resultados, porque en su decreto del 3 de diciembre de 2006 el propio Calderón subrayó que hoy los ciudadanos demandan de los servidores públicos el ejercicio de un buen gobierno; es decir, velar por los intereses de la nación y ser responsables en el uso de los recursos de los mexicanos
. Y en los hechos ni uno ni otro.
En el primer trimestre de 2007, ya en el año de la austeridad
, la Presidencia de la República, con dinero de los mexicanos, pagó prestaciones a servidores públicos
por un total de 2 millones 755 mil pesos; en el tercer trimestre de 2010 (y hasta donde se sabe el austero decreto está vigente) se erogaron, por idéntico concepto, casi 90 millones de pesos. En el primero de los periodos citados no aparecían registrados conceptos como seguros de gastos médicos mayores, de responsabilidad civil, de separación individualizada y/o de vida institucional; en el segundo periodo por estos conceptos se cubrieron más de 17 millones de pesos (independientes de las aportaciones al ISSSTE y al SAR). Tampoco aparecía el renglón pago por riesgo
, lo que de julio a septiembre del presente año a los mexicanos les costó 723 mil 600 pesos.
La prestación pago por riesgo
sólo aparece registrada a partir del primer trimestre de 2010, periodo en el que su cobertura significó una erogación de 140 mil 785.3 pesos. Todo hace suponer que el riesgo
se incrementó severamente en el segundo trimestre del presente año, pues por el mismo concepto se pagó un millón 239 mil 242.83 pesos de abril a junio, pero ese mismo riesgo
habría sido menor en el tercer trimestre, toda vez que de julio a septiembre se cubrieron 723 mil 594.29 pesos. ¿Será que en Los Pinos tienen una suerte de riesgómetro y con base en sus indicadores se firma el cheque respectivo?
Las rebanadas del
Para la colección: durante décadas las autoridades han demandado a la ciudadanía ajustarse el cinturón, y la ciudadanía lo ha hecho. Hoy, el gobierno tendrá que ser el primero en aportar este esfuerzo; la sociedad reclama de todos los servidores públicos una mayor conciencia sobre el uso de los recursos que son de los mexicanos
(Felipe Calderón, 3 de diciembre de 2006, en la firma del decreto de austeridad).
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