El Tea Party, extensión de una campaña de los 30 contra políticas sociales de Roosevelt
generosidadde los empresarios de EU
En esta elección intermedia el tema de la guerra desapareció de la preocupación del electorado
Lunes 1º de noviembre de 2010, p. 27
Nueva York, 31 de octubre. En estas elecciones todo está disfrazado y hasta es invisible. Guerras desaparecen y los ricos crean maravillosas ilusiones de un movimiento populista, entre otros trucos. ¿Será porque es Halloween?
Mientras casi todos los candidatos se disfrazan de aspirantes a ser representantes del pueblo, en realidad son financiados por intereses ricos del país –sean individuos o empresas– que poco tienen de común con el pueblo
. Sin embargo, más de 3.5 mil millones de dólares se han invertido en promover a políticos que se proclaman campeones del ciudadano común.
“Lo que perturba a los estadunidenses es el temor de que casi todo… ya está arreglado… a conveniencia de los intereses de los cabilderos poderosos y los pocos millonarios que controlan Washington”, advierte Frank Rich, columnista político del New York Times.
Los más beneficiados por la generosidad de los empresarios en estas elecciones intermedias son los republicanos. Rich sintetiza el fenómeno de esta oposición
: Mientras los republicanos se benefician de dinero corporativo ilimitado para campañas, están logrando la notable hazaña de persuadir a una amplia gama de votantes ansiosos de que encabezarán una cargada populista contra los amos de nuestra pirámide económica: bancos, empresas energéticas, aseguradoras gigantescas y otros intereses especiales que subsidian a sus propios candidatos. Si prevalecen esas fuerzas, un Estados Unidos que aún no se ha recuperado, ni remotamente, de los peores tiempos en 70 años acabará entregando aún más poder a aquellos que engrasaron el resbalón
.
A sólo dos días de las elecciones, el presidente Barack Obama y sus aliados continuaron su intenso esfuerzo por reducir la derrota pronosticada para el Partido Demócrata. Casi todo analista espera que los demócratas pierdan la mayoría en la cámara baja y que su margen de control en el Senado se vea reducido, todo lo cual llevaría a un cambio dramático, dicen, del balance de poder en Washington. Las encuestas más recientes (incluida una de hoy, del Washington Post/ABC News) indican que los republicanos gozan de ventaja en la contienda de la cámara baja (donde las 435 curules están en juego) e indican que ganarán más escaños en el Senado (donde 36 de los 100 están en juego). Todo indica que sólo una inesperada ola de participación por los demócratas podría frenar el avance republicano.
El factor central en esta coyuntura electoral es la situación económica y en particular el asunto del empleo, y ambos partidos han buscado cómo abordarlo para fines electorales. Es usual que el partido del presidente en turno pierda escaños en elecciones intermedias, sobre todo en una crisis económica.
En este contexto, se manifiesta una brecha de entusiasmo
entre la base demócrata y la republicana; la primera muestra señales de desencanto con Obama al no percibir en su vida cotidiana el cambio
que prometió. La base republicana es retratada como resucitada después de su demoledora derrota de hace dos años y el surgimiento de una corriente ultraconservadora.
Uno de los fenómenos que han captado la atención nacional es el surgimiento del movimiento populista de derecha autonombrado Tea Party, y estas elecciones serán una prueba de su fuerza. Resulta que algunas de las personas más ricas del país han beneficiado a este movimiento de base, como David Koch, de Koch Industries, reveló una amplia investigación de The New Yorker. De hecho, según algunos, no hay nada nuevo en esto.
Chip Berlet, analista de Political Research Associates y reconocido experto sobre movimientos de derecha, comentó que el movimiento Tea Party es la más reciente extensión de una campaña lanzada por la derecha política en los años 30, que buscaba revertir las políticas sociales del gobierno de Roosevelt. Esta campaña siempre ha sido una coalición tejida de los grandes intereses empresariales, pequeños comerciantes, libertarios económicos, activistas antisindicales, cristianos conservadores y moralistas tradicionalistas. Todos comparten una antipatía hacia el colectivismo en general
. O sea, promueven ideas del individualismo
y se oponen a programas sociales gubernamentales.
En esta elección también hay actos mágicos, como si unos brujos lograron desaparecer algunas de las cosas más grandes imaginables... como guerras enteras. Después de nueve años de conflicto en Afganistán –ahora la guerra más larga de la historia estadunidense– y en Irak; después de intensos debates sobre esos conflictos, escándalos y batallas políticas sobre esas aventuras bélicas, en esta contienda electoral ese tema es casi inexistente.
En las elecciones intermedias de 2006, la guerra (en Irak) era la principal prioridad del electorado; hoy, la guerra (en Afganistán) está casi al final; sólo 3 por ciento la menciona, según encuestas recientes del Washington Post. Todo esto a pesar de la reciente filtración de documentos secretos oficiales por Wikileaks que revelaron más muertes y tortura, y a pesar de que el gobierno (ambos partidos) han gastado mas de un billón de dólares en esas dos guerras desde 2001.
La política, dicen algunos, es en parte un arte de la ilusión.
Ante tales trucos, tal vez lo único que se puede esperar no es un cambio
, sino sólo disfrazar la realidad para el Halloween, o tal vez esperar que se logre legalizar la mariguana en California para poder tener acceso a un analgésico durante este proceso electoral.