Un joven –Daniel Márquez– con olfato, un uruguayo inquieto –Vicente Sánchez– y un gol de tiro libre –de Rolfi Montenegro– dieron al América una victoria (4-1) frente a Estudiantes, que ya estaba anunciada desde antes del silbatazo inicial. El conjunto azulcrema representó al grandulón que se ensaña con un niño paliducho.

Estudiantes llegó como un equipo desahuciado y sin nada que perder, si acaso el pudor. América, con la oportunidad de avanzar a la zona de liguilla, tenía la mesa puesta: cuenta con larga racha sin caer en el Azteca, Tecos es uno de los equipos con más derrotas en visita y es la defensa más goleada. Es el peor conjunto del torneo.

Pero los minutos transcurrían, y más allá de la voluntad, el marcador no se abría. Apenas arrancó el partido, Layún envió un pase a profundidad que pescó hasta adelante Enrique Esqueda. La defensa, porosa por todos los ángulos, perdió de vista al Paleta, quien disparó a primer palo, pero el guardameta Christian Martínez, ya vencido, alcanzó a desviar con la punta del zapato.

Márquez y Esqueda tenían la mirada atenta, buscaban en el aire algo que habían perdido y no aparecía por ninguna parte.

Vicente Sánchez consiguió traspasar la zaga rival media y le dejó una magnífica pelota a Esqueda, pero éste no supo qué hacer. Giró la cabeza a la izquierda. Ahí estaban Sánchez, Márquez y Layún, mas hizo una locura: eligió el arco de Martínez y la pelota terminó en las gradas.

Cada error en la delantera parecía un fracaso del América. Ante la imprecisión, el defensa colombiano Aquivaldo Mosquera se atrevió a meterse en el área enemiga y, en una pared con Sánchez, quedó ante la puerta rival. El zaguero americanista sacó un espantoso remate que se escurrió hasta Esqueda, quien otra vez erró de manera increíble, quizá ahora por mala fortuna, pero la pelota chocó contra su talón y dio en el travesaño. El guardameta Martínez miró incrédulo el capricho del balón.

Si el gol no caía en la batalla cuerpo a cuerpo, América lo buscaría a balón parado. A punto de terminar la primera parte, un tiro de esquina que cobró Layún fue capitalizado por Márquez, quien se elevó por encima de esa zaga tan vapuleada en este torneo y con un frentazo mandó el esférico al fondo del arco de Martínez.

Ese primer tanto les devolvió la fe en sí mismos. Apenas dos minutos después, Vicente Sánchez recibió una pelota de Pável Pardo; la controló con precisión de relojero y disparó con un zurdazo hasta el fondo del arco zapopano.

En la segunda parte, cuando aún estiraban los músculos tras el descanso, le cometieron una falta a Daniel Márquez.

La infracción fue cobrada por Montenegro de forma horrible, pero la pelota atravesó por abajo y se incrustó junto al poste derecho de la portería de Martínez.

Pese a la dispersión y vulnerabilidad en las líneas defensivas, Estudiantes echó mano a la reserva de orgullo. Con la entrada de Rubens Sambueza cambió el rostro del conjunto de Zapopan. Un error en un despeje de Layún fue aprovechado por Cejas para conseguir el tanto de los visitantes.

No duró mucho el arrebato de dignidad. Desde la izquierda, Jagger Martínez envió un centro a segundo poste, donde emergió, una vez más, Dany Márquez.

Al final, el equipo visitante no pudo irse peor. Sirvió de comparsa para que América cumpliera 25 partidos sin caer en el Azteca. Además, perdió a Ramón Morales, quien sufrió una lesión en el codo derecho, por lo que deberá ser operado.

“Todo suena a excusa en estos momentos –dijo el técnico Eduardo Acevedo–, pero las cosas no han salido bien desde que recibí al equipo. Tomamos un plantel desbalanceado, además de que las lesiones nos han representado algunas bajas.”

Hay que poner el pecho ante las balas –agregó– y no queda sino tratar de terminar con dignidad los dos encuentros pendientes del torneo.

Manuel Lapuente expresó: Después de la victoria del jueves ante San Luis teníamos que rubricar el triunfo y lo hicimos.

Por aquí va lo que buscamos –dijo el técnico, con la tranquilidad que le dan los 24 puntos que alcanzaron ayer–, pero aún no hay nada seguro.