La violencia en el país, parte de un estrategia global
Desde que el PAN asumió el poder se vive una involución, dice
El intelectual catalán, autoexiliado en EU, visita de nuevo México para ofrecer conferenicas y a propósito de la salida de su libro más reciente, Filosofía y tiempo final
Lunes 1º de noviembre de 2010, p. a10
El imperio estadunidense se resquebraja con consecuencias aún inimaginables; el colonialismo español adquiere nuevas formas pero con los mismos viejos fines; la violencia desaforada en México no se explica sólo a partir de causas locales, sino como parte de una intencionalidad global. Muchos países de América Latina (AL) han comenzado desde hace algunos años un interesante proceso de avances, aunque no exento de errores y contradicciones.
Sin embargo, los intelectuales parecen no percatarse, mucho menos dar cuenta de tales procesos, encerrados como están en sus burocracias académicas, administrativas y concesiones a los diversos poderes. Es decir, no reflexionan ni cuestionan como lo harían de no haber abandonado el fértil territorio de la tradición intelectual crítica e independiente
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Tales planteamientos surgen de una entrevista con el filósofo, arquitecto, crítico literario y estudioso de la cultura Eduardo Subirats, intelectual catalán que desde su exilio en Estados Unidos (EU) visita una vez más México para dar conferencias y a propósito de su reciente libro: Filosofía y tiempo final, compilación de ensayos publicado por Editorial Fineo.
Subirats, investigador crítico e independiente, salió de España hostigado por el pensamiento político predominante y trabaja desde hace varios años en universidades de EU, donde también es tratado con recelo, pero desde donde ha tejido una fructífera relación recíproca con personas y países de AL.
Subirats habla de la trama común a todos los ensayos: “Es una crítica al capitalismo bajo sus aspectos tecnocientíficos, estéticos y culturales. Crítica centrada en la confrontación con la lógica de desastre que define nuestros días.
Además de una reflexión sobre lo que se puede llamar la ideología española y su trascendencia en sus ex colonias en América, una crítica del catolicismo misionero, de la lógica cristiana de la colonización, de las llamadas teologías de la liberación como teologías de la colonización, y de la ausencia de ilustración en las culturas hispanoparlantes.
–¿Cómo hacer la crítica de la colonización española si, por ejemplo, muchos historiadores de España, y sobre todo de Gran Bretaña asumen los procesos históricos como algo determinado, y sólo dan cuenta de los hechos sin crítica?
–Sí. La tradición anglosajona de la historiografía es positivista, o sea, reúne hechos. En el caso de algunos autores, como Elliott, asumen la lógica imperial como necesidad mitológica inspirada por Dios. Por otra parte, la crítica anglosajona ha renunciado en los pasados 50 o 60 años a la tradición liberal por la cual criticaba el genocidio español, debido a que entre tanto, en el siglo XX, se conocen otros genocidios que no quieren analizar, como los campos de concentración de África del Sur creados por el colonialismo inglés, o la invasión de Irak.
“Por otra parte, en España no hay pensamiento crítico y no se puede analizar de manera reflexiva, pues está prohibido pensar así sobre la colonización, porque supone cuestionar el papel de la cultura española sobre AL. La edición de mi libro donde analizo ese proceso, El continente vacío, fue destruida por el Opus Dei.”
–¿Su exilio significó algo positivo, una inmersión en otras perspectivas de ver el mundo?
–Mis 15 años en EU han sido una experiencia muy positiva. A la vez me he confrontado con otra realidad más en la vanguardia que como se puede ver en una cultura atrasada, como la española. En EU he asistido al proceso de disolución de la república de Norteamérica y su transformación en imperio militar y máquina imparable de guerra.
Además, he tenido que presenciar una situación alarmante: el silencio de la academia, la represión de toda forma de reflexión crítica y un proceso claro de involución, cuyo final es peligroso, que defino así: EU está liquidando los fundamentos republicanos con todos sus idearios democráticos y su respeto a los principios de igualdad y soberanía, ante la evidencia de que su supremacía mundial se cuestiona.
–¿La llegada de Obama al poder no significó una renovación?
–No. Lo único que ha cambiado es el lenguaje. Ahora es políticamente correcto. Se mata en nombre de la paz, no de la guerra.
Subirats dice que en Brasil existe un momento de ganas de hacer cosas nuevas
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El Partido de los Trabajadores (PT) ha creado un nuevo Brasil, ha acabado con muchos cuadros de corrupción, ha creado conciencia cívica, ha llevado a Brasil a una dignidad interior y exterior que no tenía desde los golpes militares subvencionados por EU. Es un modelo. Desde luego, pese a los problemas que atraviesa, Brasil también es guía para México, que vive una grave situación involutiva desde que el PAN asumió el liderazgo antidemocráticamente.
–¿La violencia en México es consecuencia y parte de un entramado más amplio?
–Si se contempla la violencia desde que el PAN está en el poder, se observa que forma parte de una estrategia global. Es un arma perfecta para mantener a la sociedad civil atenazada e impedir que cristalicen las formas democráticas de gobierno que se desarrollaron después del colapso del PRI. Es un arma perfecta para callar a la población entera. No hay que dejar de pensar que es una violencia de armas y estrategias creadas en EU.
Comenta Subirats sobre el papel de los intelectuales ante la violencia. “Analizar dicha realidad es la condición sine qua non para resolverla, y no se hace. No sé dónde están esos intelectuales mexicanos.”
“He leído análisis locales, pero no he visto ese proyecto global de comprensión del proceso. Veo a una academia, e intelectuales en ella, obnubilados por las estrategias impuestas por la academia de EU: microanálisis, micropolíticas y microintelectuales que impiden, desde un punto de vista metodológico, examinar esa situación en términos históricos y políticos.
Esta situación de violencia no es nueva en AL; sólo puede ser comprendida desde el punto de vista de las tradiciones de violencia que se han utilizado en la historia para someter a la población civil. La razón de la violencia en AL siempre ha sido la ocupación territorial, el expolio y avasallamiento de las poblaciones indígenas como condición para imponer modelos de desarrollo destructivo.
–¿Cómo observa los casos de Brasil, Venezuela y Bolivia?
–No se pueden considerar por separado. Esos procesos han surgido de manera interligada, aunque cada nación se ha configurado de diversas maneras en función también de las fuerzas sociales y económicas de cada una.
En Bolivia, país de población indígena mayoritaria, maltratada a lo largo de la historia colonial hasta hoy, el gobierno de Evo Morales ha sido un verdadero proceso emancipatorio anticolonial, comenzando por cerrar las puertas a compañías como Repsol, organizaciones de bandidos. Brasil y Bolivia son casos extremos.
–El caso venezolano es singular y polémico.
–Polémico porque Chávez ha sido muy radical. Además, como personalidad es muy provocativo y ha dañado poderosos intereses capitalistas, ligados además a una España reaccionaria, hoy como ayer.
–¿Hay una campaña contra Hugo Chávez?
–El periódico El País desarrolla una campaña histérica. Pero no quiero hablar de España, porque no ha hecho ninguna transición democrática y vuelve a las andadas, vuelve la derecha española a espaldas de la debilidad intelectual, política y falta de honestidad de su izquierda. Tiene sus cañones preparados para reimplantar un franquismo sin Franco.
El conjunto de lo que pasa en AL es interesante, dice. Debería involucrar de manera más activa a los intelectuales como personas que estimulen un diálogo abierto frente a todas esas actitudes que desde EU y España se están prodigando
contra Chávez y Evo Morales, por ejemplo.
Es un momento difícil en AL a causa de esta revitalización y redefinición de las políticas frente a las tradiciones del imperialismo europeo y estadunidense. Se debería abrir un espacio intelectual más amplio para corregir esos procesos en AL, porque no son perfectos.
–¿Cómo ubicar a Cuba frente a los casos anteriores?
–Cuba ha sido, una vez más en su historia, la víctima propiciatoria de la violencia imperial estadunidense. El bloqueo de Cuba es un acto genocida, uno más en la terrible cuenta de las intervenciones de EU en AL. Hay que tener en cuenta que Cuba no ha podido generar un proceso de renovación.
Ambos factores: políticas agresivas externas y un aparato de poder fosilizado ha creado una situación insostenible.