La guerra contra las bandas criminales mexicanas ha dejado 191 militares muertos del primero de diciembre de 2006 al primero de agosto pasado, indicaron ayer mandos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) durante un recorrido ofrecido a la prensa por instalaciones del Campo Militar Número Uno, en el que mostraron las prácticas de adiestramiento y el equipo con que cuenta el Ejército para hacer frente a desastres naturales y para combatir la delincuencia organizada.

Ocho altos mandos, 35 oficiales, un cadete y 148 elementos de tropa han sido las bajas contabilizadas en la lucha contra el narcotráfico, de acuerdo con un teniente y un coronel, quienes pidieron no mencionar sus nombres.

Los mandos militares añadieron que de 2006 a la fecha el Ejército ha arrebatado a los cárteles mexicanos cerca de 119 mil millones de pesos por decomisos de drogas, armas y bienes inmuebles.

Durante las seis horas de recorrido por las instalaciones se pudo observar la preparación cotidiana del personal de la Brigada de Fusileros Paracaidistas, Ingenieros y Médicos Militares, y Fuerza de Apoyo para Casos de Desastre. Asimismo, los equipos especiales que utilizan las fuerzas castrenses para rescate urbano como parte de la aplicación del Plan DN III sobre desastres naturales.

También se mostraron acciones de los jinetes del equipo nacional de equitación, compuesto por elementos de la Defensa Nacional, el cual se encuentra entre los mejores del mundo y ha ganado medallas de oro y plata en competencias internacionales.

En el Campo Militar Número Uno el entrenamiento no cesa. Lo mismo se adiestra a miembros de la Brigada de Fusileros Paracaidistas que a la Primera Brigada de la Policía Militar, o al Cuerpo de Caballería.

La Unidad de Adiestramiento Canino también realiza jornadas de preparación de nueve horas al día para mantener listos a sus perros en la detección de drogas, material explosivo o ubicación de cadáveres y personas atrapadas bajo escombros. Los animales también son entrenados para participar en operativos implementados para detener criminales peligrosos.

Diferentes formas de salto se ponen en práctica todos los días. El objetivo es que soldados y oficiales estén preparados para descender de aviones y/o helicópteros en zonas serranas y de alto riesgo, donde comúnmente se ocultan los narcotraficantes. La finalidad es que estén listos para efectuar rescates de personas en cualquier tipo de superficie terrestre.

Todo paracaidista militar debe sumar más de 300 horas de entrenamiento, distribuidas en cinco semanas, antes de realizar su primer salto de un avión, desde 3 mil pies de altura.

Aquí se les enseña lo que nosotros llamamos incidentes. Los catalogamos como fallas parciales y graves. El paracaidista debe estar preparado, por ejemplo, en caso de chocar contra un compañero, o evitarlo cuando la colisión es inminente. Asimismo, se les enseña a hacer aterrizajes en diferentes superficies, como árboles o construcciones, refirió el teniente Alan López Ríos, coordinador del curso básico de paracaidismo.

Desde hace cuatro años, a partir de que el gobierno federal ordenó que los miembros de la Sedena encabezaran la lucha contra el narcotráfico, los mandos decidieron agregar al sistema de aprendizaje de los cadetes del Colegio Militar y al adiestramiento de la tropa del Ejército mexicano clases integrales, las cuales incluyen preparación técnica para manejo de crisis.

Se les enseñan, por ejemplo, modelos de inspección de narcóticos en operativos anticrimen, tácticas de patrullaje, estrategias para hacer frente a grupos armados –subversivos o criminales– y manejo sicológico para combatir el miedo, indicó uno de los mandos que solicitó no mencionar su nombre.