Todos somos Nicky
arece que los trabajadores indocumentados han encontrado un nuevo emblema: Nicky Díaz. Una trabajadora doméstica que prestaba sus servicios en la casa de la señora Meg Whitman, candidata a gobernadora de California por el Partido Republicano. Durante su campaña para ganar la candidatura de su partido prometió castigar a quienes contrataran indocumentados. Cuando se dio cuenta que podía llegar al gobierno del estado, despidió a Nicky porque descubrió
que era indocumentada. Como es natural, le ha sido difícil explicar cómo no se dio cuenta que tenía contratada una durante nueve años.
Lou Dobbs fue hasta hace algunos meses comentarista de televisión de la cadena CNN, conocido principalmente por su insidiosa campaña contra los trabajadores indocumentados y su incesante crítica a quienes los contraten. Durante más de un año la revista The Nation realizó una investigación y descubrió que Dobbs ha contratado al menos a cinco trabajadores para cuidar sus caballos y los jardines de su costosa mansión. Uno de esos trabajadores declaró a la revista que por lo menos durante dos años trabajó exhaustivas jornadas de hasta 13 horas en el rancho de Dobbs.
Los casos de Whitman y Dobbs son ejemplo de la hipocresía que prevalece entre los que con más saña critican a quienes carecen de documentos para trabajar. Es difícil saber a ciencia cierta cuántos casos existen en EU como los descritos. Tal vez sea solamente la punta de un iceberg que oculta la verdadera necesidad que existe en el país de los trabajadores indocumentados. Queda demostrado que a estos personajes les interesa pagar salarios miserables y no respetar las leyes que ellos exigen a otros respetar. Peor aún, ellos son los instigadores de violentas campañas en contra de esos mismos trabajadores argumentando que violan la ley y desplazan a los trabajadores estadunidenses.
Ambos casos deben entenderse en un contexto que va más allá de la conveniencia política de Whitman o la hipocresía de Dobbs. El asunto es si EU pueden darse el lujo de carecer de una política migratoria que resuelva el problema que han tenido durante toda su historia: la mano de obra tan necesaria para su desarrollo, proveniente de más allá de sus fronteras. Ese es el problema que se ha resuelto con parches, porque así ha convenido a sus intereses.
El candidato a gobernador de California Jerry Brown lo expresó mejor que nadie cuando dijo que no le parece muy humano que un país invite a los trabajadores cuando así le conviene y cuando esa conveniencia termina les dé una patada de regreso a su país, con los pretextos más pueriles.