La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) expresó que lamenta la matanza de 14 jóvenes perpetrada en Ciudad Juárez, Chihuahua, e informó que ha iniciado una acción de oficio y enviado personal al lugar de los hechos para brindar apoyo a víctimas y familiares.

En un comunicado, reiteró su rechazo a los actos de violencia y anunció que dará seguimiento a la evolución de los hechos para emitir posteriormente la resolución que conforme a derecho corresponda.

A su vez, investigadores de la UNAM señalaron que la masacre demuestra que la estrategia de seguridad emprendida por el gobierno federal en esa urbe fronteriza es fallida.

¿Cómo puede un comando armado actuar con tal impunidad en una región donde supuestamente hay presencia de policías federales (antes la hubo de soldados), municipales y judiciales estatales, así como de las agencias de seguridad de Estados Unidos?

Édgar Morín, académico universitario especializado en temas de juventud, consideró que Ciudad Juárez representa un laboratorio de la impunidad donde está en práctica una estrategia de terror.

Sostuvo que el gobierno federal se ha quedado estático en hechos como el mencionado, y sus respuestas son sólo para justificar el desastre; no hay autocrítica ni el menor respeto por las víctimas y el dolor de sus familiares.

Resaltó que en esta ejecución múltiple no aparece un probable vínculo de las víctimas con el crimen organizado, por lo que no cabe que las autoridades pretendan justificarla con el argumento de que los jóvenes asesinados estaban ligados a la delincuencia.

Agregó que los criminales se dieron el lujo y el tiempo de poner un retén y ejecutar los asesinatos. Eso habla del alto grado de descomposición social y de inmediato genera la sospecha de corrupción. ¿Cómo se desplazan los asesinos sin que ninguna autoridad les diga nada, sin toparse con retenes que a diario detienen a ciudadanos comunes?

René Jiménez Ornelas, coordinador de la unidad de análisis sobre violencia social del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, subrayó que este crimen refleja el fracaso de la estrategia Todos Somos Juárez emprendida por el gobierno de Felipe Calderón para impedir una masacre similar a la perpetrada en Villas de Salvárcar en enero pasado, donde un comando asesinó a más de una decena de jóvenes.

Esta es una demostración de poder aun con la presencia anterior del Ejército y ahora de la Policía Federal, judicial y municipal. Cabe preguntarse si sólo en estas dos últimas corporaciones hay corrupción para que se permita al crimen organizado actuar con ese grado de violencia.

Indicó que en Juárez, como en el resto del país, las principales bajas causadas por la violencia se dan entre la juventud.

La única alternativa ante la ineficiencia gubernamental es que la ciudadanía comience a actuar. Si no lo hace, seguiremos siendo víctimas de este grave problema. Los partidos políticos no lo resolverán, advirtió.

Abundó: el poder del crimen organizado se quedará chiquito frente al poder ciudadano, que está cansado de autoridades necias e incompetentes.