Zimmerman, Puccini, Cage y Lavista, parte del repertorio de la pianista Haydée Schvartz
La consigna, tener una relación con el género desde la estética de cada compositor, explicó
Domingo 24 de octubre de 2010, p. 6
El perfume, la mística, la estética del tango
, desde la academia y lo abstracto, son la esencia de Tangos insólitos, repertorio de temas que la pianista argentina Haydée Schvartz interpretó el fin de semana pasado en El Colegio Nacional y en la Casa del Lago Juan José Arreola.
Walter Zimmerman, Giacomo Puccini, John Cage y Karlheinz Stockhausen son algunos nombres de afamados músicos, no por ser tangueros, que salieron a relucir en el programa.
Una pianista que toca música de cámara, interpretando tangos no tan tangos, cubistas, minimalistas, atonales, de una colección reunida por un músico estadunidense, de compositores en su mayoría no argentinos y tampoco tangueros, más o menos así resumió el compositor mexicano Mario Lavista el recital, durante una charla introductoria.
Schvartz dice que la pregunta surge al escuchar estas piezas: ¿A partir de dónde una obra se convierte en tango? Si ustedes lo piensan como danza, lo único que van a lograr es que se les van a cruzar las piernas y se van a caer al piso, porque no tiene las características del popular danzable. La consigna es tener una relación con el tango desde la estética de cada compositor, pero con alguna inspiración. Puede traducirse en gestos rítmicos y melódicos o quizá en un perfume, su mística
.
Sale la anécdota: “Como pianistas somos odiados por nuestros vecinos, especialmente cuando tocamos música contemporánea. Un día estudiaba una sonata de Alban Berg. Cuando bajé al vestíbulo el encargado del edificio me dijo: ‘¡Ay, Haydée, qué suerte que por fin toques un tanguito!’”
El tango es la danza del diablo
, anotó el extravagante y vanguardista pianista francés Erik Satie en la partitura de Le Perpétuel tango, que como su nombre indica está escrito de tal manera que puede continuar indefinidamente. John Cage, otro radical innovador, lo retomó en su Perpetual tango, con una partitura sin alturas. Schvartz interpretó ambos, a Cage en un piano cerrado, sin el contraste tonal negro y blanco del teclado, más cinco versiones de compositores argentinos, previas explicaciones para el público. Estos tangos no tan tangos, quizá de los espécimenes más fascinantes de la antología.
La historia de los tangos insólitos, comenzó con Yvar Mikhashoff, destacado pianista y compositor neoyorquino, profesor de Schvartz en la Universidad de Búfalo, especialista en música contemporánea. De joven fue bailarín de tango y en los años 80 encargó la composición de temas de este género a sus amigos: así comenzó la International Piano Tango Collection. Murió en 1993 y heredó a su discípula la colección de 127 ejemplares. Después, ella incrementó el número con encargos a autores argentinos.
Y así, como parte del Primer Festival de Tango del Lago, Haydée Schvartz visitó México. Se trata de una de las protagonistas del quehacer musical en Argentina, aclamada por su ejecución innovadora de los Preludios de Debussy, postulada para el Premio Clarín como mejor figura clásica por cinco años consecutivos, especialista en la interpretación de música de cámara del siglo XX y directora del Ensamble de Música Contemporánea Tropi.
No soy una pianista que haya tocado tangos antes de esta colección, al igual que los compositores a los que les he pedido obras, al menos no de música popular; de modo que la primera vez que los toqué fue por el conocimiento de mi profesor, quien era estadunidense; realmente es una muestra muy extraña
, comenzó Schvartz la charla.
El tango cubista de Nancarrow, el cargado de clichés de Schimmel, el minimalista de Zimmerman, el descompasado de Cage, el mexicano de Lavista, todos fueron ejecutados, los mismos que están reunidos en el disco Tangos insólitos, grabado en Argentina, que se encuentra en negociaciones para que llegue pronto a México. Mientras, el maestro Lavista concluye: tantas composiciones que no pertenecen a la tradición del tango muestran que es indestructible, porque aun en sus manos sigue siendo tango, aunque muchas veces es conceptual
.