Guanajuato, Gto., 15 de octubre. Un texto escrito por el rey de Prusia Federico el Grande, atavíos confeccionados con material de reciclaje, cantantes que bailan y actúan e instrumentos barrocos en desuso son los elementos de la producción operística multinacional Montezuma, que se presentó la noche del jueves en el Teatro Juárez en la versión 38 del Festival Internacional Cervantino (FIC).

“Es inusual que los monarcas absolutos escriban libretos para óperas, pero el melómano y flautista rey Federico II de Prusia lo hizo redactando el texto de la ópera Montezuma para la música de Carl Heinrich Graun”, explicó en entrevista Claudio Valdés Kuri, director de escena de esa ópera.

“Más ficción que realidad, más reflexión personal que historia, Montezuma permite trazar paralelos entre el último emperador azteca y el monarca germano”, agregó.

El polémico espectáculo recrea la época de la conquista y muestra los personajes de una historia inconclusa y mítica: el tlatoani Moctezuma, Hernán Cortés y la Malinche.

La obra de coproducción multinacional ha recibido excelentes críticas, pero también ha sido superpolémica, dijo Valdés Kuri a La Jornada.

Recientemente llegamos de Hamburgo, donde fue un éxito rotundo, mientras en España levantó críticas diversas por ser un tema político contextualizado en la historia.

En Gran Bretaña causó polémica, pero a la gran mayoría les fascinó, hubo quien regresó hasta tres veces pero también hubo ataques profundos. Sin embargo, todos los comentarios los aceptamos para bien del proyecto.

Además, manifestó Valdés Kuri, esta obra nos habla de un tema no resuelto que causa polémica. El estratega Hernán Cortés es muy poco conocido aún en España, existen calles con su nombre y se sabe un poco de su historia, pero no de lo ocurrido en ultramar que fue violento y aplastante. Por eso resulta bastante agresivo observar otra faceta del conquistador.

También ha resultado polémico, expresó el director, la manera en que se abordó el montaje basado totalmente en la interpretación de los artistas, lo cual es un gran exigencia para los cantantes que lo mismo actúan y son además bailarines y tramoyistas; todo lo resuelven ellos en el espectáculo”.

Montezuma es una producción desconcertante, porque no es gigante y está en gira permanente; lo encuentra y puede ser contrastante y trata de instaurar nuevos modelos, lo cual no quiere decir que revolucionamos la ópera, porque sería algo muy pretencioso.

Lo cierto, explicó Valdés Kuri, “es que se trata de imágenes preconcebidas captadas in situ, esto es, no llegas y le pides a un cantante que se coloque en un lugar específico, sino que trabajamos –por mencionar un ejemplo– en las pirámides de Teotihuacán y eso fue genial; imagina juntos a siete cantantes de diferentes nacionalidades, al coro de mexicanos y a una orquesta joven hallando y experimentando con imágenes. Haciendo cosas inusitadas se genera otra perspectiva creativa”.

Por equilibrar al personaje

Para Federico el Grande, según escribió, Moctezuma era sumamente virtuoso y perfecto, es una autovisión de él mismo, pero con esa idea traté de equilibrar al personaje. Sin duda, el monarca fue víctima del destino y de sus decisiones, pues es un misterio conocer por qué tomó ciertas posturas y ha sido considerado como un personaje polémico, para otros es un traidor, visionario, héroe y mártir, pero lo cierto es que es un personaje que se queda en el tiempo.

También, agregó el líder del Teatro de Cierto Habitantes, la Malinche es un personaje que refiere a esta pasión de los nativos americanos que aceptaron la conquista sin violencia, que por su propia voluntad se sumaron a la otra facción. Es tiempo de asumir nuestro origen de dos raíces, con sus debilidades y fortalezas, subrayó Valdes Kuri.

El director escénico de Montezuma dijo que la prioridad es no perder la esperanza que es patente en Latinoamérica, pero lo fundamental, prosiguió, es que tratamos de contar la historia más cercana a la realidad, mediante una ardua y meticulosa investigación que involucró a todos los participantes en la ópera que incluye a siete solistas, 26 músicos y técnicos alemanes.

La dirección de la música está a cargo del argentino Gabriel Garrido, entrenado en la legendaria Schola Cantorum Basiliensis, fundador de dos estupendos ensambles de música antigua (Glosas y Elyma) y notable especialista en las sonoridades antiguas del Nuevo Mundo hispánico.

Iluminador, diseñador, director de escena, músico, el mexicano Claudio Valdés Kuri ha sido reconocido en México y el extranjero (desde Sarajevo hasta Nueva York) por sus producciones.

La ópera Montezuma se presentará la próxima semana en la ciudad de México –los días 21 y 22– en el teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque, ubicado atrás del Auditorio Nacional.