Premios Ig Nobel
os galardones Ig Nobel son una especie de premios Nobel. No se conceden a la creatividad o a la sabiduría, sino a la ignorancia manifiesta, a las investigaciones risibles, extravagantes, inútiles, falsas, irrepetibles y que simplemente dan risa. Se dan a conocer cada año en una solemne ceremonia en la Universidad Harvard. A la más reciente acudieron a entregarlos cinco auténticos premios Nobel.
Algunos de los más célebres premios Ig Nobel concedidos en 20 años de existencia de este tan poco codiciado galardón son muy merecidos. Como el Ig Nobel de la Paz al señor Viliumas Malinauskus, creador de la Fundación Stalin, que construyó en Rusia un parque de diversiones con el nombre del citado dictador. El de Biología, entregado al profesor escocés Bob Batty, quien lleva años estudiando los pedos de las sardinas y sostiene que las burbujas características que emiten estos peces por el ano no contienen mal olor y son una forma de comunicación entre ellas. Otro ganador fue el profesor holandés Wolter Seuntjens, quien asegura que el bostezo es una forma de seducción sexual.
El escritor Héctor Abad Faciolince reseñó en su oportunidad la entrega en 2001 del Ig Nobel de Astrofísica a un grupo de teólogos de Rochester Hills, Michigan, por demostrar que en los agujeros negros se puede localizar con exquisita precisión el Infierno. Igualmente el de Economía, que lo ganó el Vaticano por un servicio outsourcing de plegarias en la India. Ante la insuficiencia de misas en Estados Unidos, la Iglesia católica ofrece servicios de difuntos y rezos por las almas de los muertos que pueden realizarse desde lejos, en otros países, concretamente en la India, donde hay más curas que feligreses. Un año antes este mismo premio lo ganó el reino de Liechtenstein por ofrecer en alquiler todo el territorio del país para actos sociales y convenciones.
Cabe destacar también el Ig Nobel de Medicina al profesor Peter Barss por su investigación (la publicó The Journal of Trauma) sobre las lesiones que produce en los humanos la caída de los cocos de las palmeras. Barss compartió el premio con una investigación de B.S. Srihari, del Instituto Nacional de Salud Mental y Neurociencias de Bangalore, India, quien tras ardua búsqueda encontró que el hábito de hurgarse la nariz era muy común entre los adolescentes.
Este año, y seguramente para aumentar hasta el infinito el éxito del Bicentón, un investigador mexicano obtuvo un merecido Ig Nobel. En Ingeniería. Lo comparte con especialistas del Reino Unido por un método para limpiar los mocos de las ballenas mediante un helicóptero manejado a control remoto. Esta columna ofrece un VTP (viaje todo pagado) para verlo en acción, a los cien primeros lectores que proporcionen el nombre de esos investigadores.