Chihuahua, Chih., 14 de octubre. En Chihuahua, los custodios ya no quieren trabajar en los penales y los médicos abandonan sus plazas o laboran con temor porque se han convertido en blanco de la delincuencia organizada. Los guardias exigen equipo adecuado, seguro de vida y aumento salarial, mientras el personal sanitario pide protección especial.

Más de 150 guardias del penal estatal del municipio de Aquiles Serdán –conurbado a la capital del estado– pararon actividades por segundo día consecutivo, tras la emboscada ocurrida la mañana de miércoles, cuando seis de sus compañeros fueron asesinados.

Denunciaron que no los han dotado de armamento ni equipo de protección y que ellos mismos tienen que colocar placas de acero en sus uniformes. Su trabajo, sostienen, es de alto riesgo porque tratan con reos de alta peligrosidad, a pesar de que la prisión es de nivel medio.

Durante dos años han demandado seguro de vida y sus salarios, de apenas 6 mil pesos mensuales, no han aumentado desde entonces.

Para mantener el control de la cárcel se solicitó personal de la Unidad de Bajo Riesgo y del Centro de Retención de Menores.

En Ciudad Juárez, donde alrededor de 300 médicos han abandonado la ciudad en dos años, el Comité Médico Ciudadano pidió protección y seguro de vida por muerte violenta para personal que atienda emergencias durante la madrugada.

También propuso enviar a Ciudad Juárez 200 agentes del Ministerio Público Federal que indaguen secuestros, extorsiones y homicidios, y que los heridos durante enfrentamientos sean enviados a clínicas y hospitales con vigilancia permanente para evitar ataques de sicarios.