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La transición aterciopelada de 2000 reventó con la convulsión política generada en 2006

IFE, veinte años en la búsqueda de normalidad democrática y credibilidad

Consejeros del organismo aceptan errores y fallas en la conducción de los diferentes procesos

 
Periódico La Jornada
Lunes 11 de octubre de 2010, p. 7

El primero de diciembre de 1988, con el país sumergido en una profunda crisis política, ante el Congreso de la Unión Carlos Salinas de Gortari ofrecía en su toma de protesta:

Propongo un nuevo acuerdo político que fortalezca nuestra unidad y dé cabida a nuestras diferencias.Tiene que ser un acuerdo que perfeccione los procedimientos electorales, actualice el régimen de partidos y modernice las prácticas de los actores políticos, comenzando por el propio gobierno. Esa fue la génesis del Instituto Federal Electoral (IFE) y el inicio del fin del viejo régimen político.

Hoy, lunes 11 de octubre, se cumplen 20 años de la fundación del organismo electoral creado en 1990. Ha sido una larga travesía con sucesivas reformas y grandes retos. Del debate intenso por reducir la ranura de las urnas de un centímetro a 3 milímetros, eliminar a los muertos del padrón electoral, al dilema actual que confronta a una institución clave en la transición democrática con los grandes consorcios televisivos, para los que la democracia pasó de ser un gran negocio a un lujo demasiado caro ahora que ya no le reditúa ganancias.

El partido hegemónico quedó herido de muerte

El IFE es el resultado de que el sistema de partido hegemónico estaba dañado de muerte. No había credibilidad y el país no aguantaba comicios como los de 1988, resume la ex consejera electoral y actual comisionada presidenta del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos, Jaqueline Peschard, cuya gestión en el organismo electoral coincidió con la alternancia en el poder.

A 20 años su aporte central ha sido el tránsito a la normalidad democrática electoral, sostiene por su parte la ex consejera Lourdes López, quien subraya que garantizar la pluralidad política no ha sido suficiente para alcanzar equidad social o económica. Es paradójico que con una democracia electoral seamos una sociedad desigual con terribles problemas de inseguridad. Mientras la sociedad esté preocupada, difícilmente los ciudadanos podrán involucrarse más en este lujo que es la vivencia de la democracia.

A su vez, el consejero electoral Marco Antonio Baños –responsable de la Comisión de Organización Electoral durante los comicios de 2009– considera que en estos 20 años el IFE ha superado desafíos para consolidar la transición democrática, pero ha enfrentado momentos complejos, como las elecciones de 1994, un año convulso, o la polémica generada en 2006, momento paradigmático donde la actuación del instituto se quedó corta frente a una realidad muy compleja.

Protagonista de los años de bonanza del IFE, cuando al paso de la consolidación de sus funciones organizativas los resultados jugaban en favor de la autoridad electoral hasta lograrse la alternancia en la Presidencia, Peschard subraya que las coyunturas fueron en su momento favorables a su consolidación.

Son cuestiones accidentales de la organización, depende de la coyuntura, que es fortuita. En 2000, con la transición aterciopelada, hubo un ganador con un margen importante, pero desde la perspectiva del IFE hay que distinguir condiciones favorables del desempeño del instituto, y creo que ha ido consolidando su trabajo, afirma.

–¿El IFE pasó de 2000, su momento de mayor reconocimiento, al de su mayor crisis en seis años?

–En 2006 la coyuntura fue muy desfavorable, aunque el instituto cometió errores. El problema fue el entorno y una mala comunicación; actuó de manera ingenua y no supo comunicar lo que estaba pasando y eso derivó en que la credibilidad de la institución fue golpeada, pero en descargo hay que decir que las normas que tenía difícilmente le proporcionaban elementos para afrontar la coyuntura con un resultado tan estrecho.

Ahora hay una mejor legislación electoral y se ha recuperado parcialmente la credibilidad en el IFE, colocándolo en una mejor posición rumbo a 2012, cuando los desafíos serán aún mayores, derivados en buena medida del nuevo modelo de comunicación política que enfrenta al organismo con los medios electrónicos.

El IFE debe trabajar mucho con los partidos políticos para tener su respaldo en la lógica de la corresponsabilidad en las elecciones, asegura Peschard.

–A pesar de los avances electorales, ¿ha habido un pobre saldo de la democracia?

–Existió un sobredimensionamiento de las expectativas de la democracia. Se pensó que con elecciones limpias habría crecimiento económico y disminución de la desigualdad social. Hemos tenido gobiernos divididos que no han generado incentivos a la oposición para colaborar en la definición de las políticas.

Para Lourdes López, el saldo de la pluralidad no ha redituado en abatir los problemas de la sociedad. La pluralidad política no refleja la social y eso ha sido el principal déficit de la democracia, porque parece que nadie estaba preparado para la coexistencia política, empezando por los partidos, que han privilegiado su visión cortoplacista de ganar elecciones a la corresponsabilidad de gobernar.

Corresponsable de la conducción del IFE en los momentos más complicados de su historia, en 2006, López niega la existencia de un fraude en esos comicios. No lo hubo en el término del catálogo que había antes, que se ha diluido gradualmente. El IFE apostó sólo a computar los votos y no a vigilar cómo se construían esos sufragios, en lo que jugaron diversos factores que incidieron negativamente.

La autoridad del organismo electoral fue rebasada, hubo fallas y nunca se entendió que los partidos estaban privilegiando sus intereses, asegura la ex consejera. Fue una mala lectura confiada en la gloria de 2000 y el resultado es que el IFE quedó muy lastimado en su credibilidad y camina hacia 2012 muy vulnerable. Su asidero de credibilidad ciudadana es muy débil y hay un clima social adverso, porque la sociedad está más preocupada en los problemas de la inseguridad que en la democracia.

Marco Antonio Baños forma parte de la generación que conducirá los destinos del instituto en las elecciones de 2012. En ese contexto, reconoce que el trayecto hacia esos comicios se da en un entorno muy complejo, con problemas serios de inseguridad, una economía que no despunta y una gran desigualdad social. La desilusion por los resultados de la democracia es innegable, pero es algo que va más alla de las capacidades de la autoridad electoral, misma que ha contribuido a una transición democrática.

Aunque indica que en las elecciones de 2009 se recuperó la credibilidad del IFE, con un repunte de la votación respecto de la tendencia histórica de los comicios intermedios, en su balance entre 2006 y 2012 Baños reconoce que hubo muchos errores en la pasada elección presidencial, aunada a una insuficiente legislación que reflejó una década sin reformas que adecuaran la ley a la nueva realidad.

Advierte asimismo la urgencia de realizar reformas para apuntalar al instituto en aspectos puntuales como el cómputo. De lo contrario se obligará al IFE a subsanar las insuficiencias mediante acuerdos del consejo general. El consejero acepta que el aspecto más complejo de 2012 será el arbitraje, porque los actores políticos ya advirtieron que harán actos anticipados de precampaña: algunos han anunciado giras, otros difunden en promocionales sus movimientos y algunos más ligan su imagen a sus logros de gobierno.

Será una elección compleja y el IFE deberá trabajar en la recuperación de sus niveles de confianza, que ha sido elemento clave en la evolución del organismo electoral en estas dos décadas, concluye Baños.