Lunes 4 de octubre de 2010, p. 3
La hija de un comunista búlgaro, la guerrillera marxista
, la joven torturada por la dictadura militar, la mujer que salvó al gabinete presidencial cuando naufragaba en medio de un escándalo de corrupción, la funcionaria dura a la que nadie le aguanta el paso, la ahijada
de Lula, no pudo alcanzar la victoria en la primera vuelta.
La revelación de tráfico de influencias en Planalto, sede del Ejecutivo en Brasilia, que involucró a la ministra Erenice Guerra, cercana colaboradora de Rousseff, y su posterior uso como artillería pesada para forzar un segundo turno electoral, fue suficiente para acortar la ventaja que la candidata del PT había ampliado día tras día.
La gran prensa
brasileña no se queda con las ganas de imponerle humildad a Rousseff: Una etapa de exposición a la controversia le haría bien a una candidata que parece llegar con demasiada facilidad, sobre los hombros de una popularidad ajena, al cargo máximo
, editorializa Folha de Sao Paulo.
La victoria ya no fue fácil. Nuestra militancia es aguerrida, es guerrera y no desiste nunca
, dice ella desde temprano.
Pero no se muestra aguerrida cuando aparece por la noche en las pantallas. Y menos guerreras parecen las caras de los dirigentes que la acompañan cuando dice: “Nosotros estamos habituados a los desafíos. Tradicionalmente tenemos buen desempeño en segundo turno de elecciones. Estoy segura de que tendremos un importante proceso de diálogo con la población, con los movimientos sociales…”, añade, echando un lazo a la ahora muy cotizada Marina Silva.
Se cuentan muchas historias sobre la dureza de Rousseff como ministra de Lula. Algunos dicen que no son ciertas. Nunca la oí levantar la voz contra cualquier posición contraria a la suya. Lo que hacía era argumentar, siempre con disposición para escuchar y tomar en cuenta otras opiniones
, dice Olivio Dutra, quien, como ministro de Ciudades, fue su compañero de gabinete.
Pero quizá vaya siendo hora de que Rousseff pruebe que su fama es cierta y bien ganada.
Los ataques arreciarán de aquí al 31 de octubre. Le echarán en cara de nuevo, por ejemplo, su falta de experiencia en contiendas, pues nunca había sido candidata a ningún cargo de elección. En uno de los debates, respondió así a su contrincante José Serra: Yo también tengo una trayectoria. No subestime a nadie, candidato. Usted no es mejor que nadie
.
Serra, en cambio, está empeñado en demostrar que lo es.
Por estos días, mientras tanto, periodistas brasileños han viajado a Bulgaria a rastrear los orígenes de la candidata. Y uno de sus pares de Sofía viajó a Porto Alegre para tratar de entregarle una bandera de Bulgaria y una carta de una prima que nunca ha visto.
El sábado, Brasil recibió con sorpresa y desagrado la derrota de su selección nacional en el Mundial de Voleibol –el segundo deporte más practicado en el país–, que se disputa en Roma. La derrota fue, curiosamente, a manos de Bulgaria. Hoy Brasil se la cobra a la hija del comunista búlgaro Petur Rusév, que aquí se hizo abogado y empresario inmobiliario.
Gana, pero pierde… hasta que hable la segunda vuelta.