Aspirante del PT obtuvo 46.87% de los sufragios
El candidato de la Social Democracia alcanza 32.63%
Marina Silva, del Verde, se queda con casi 20%
Lunes 4 de octubre de 2010, p. 2
Sao Paulo, 3 de octubre. Gráficas de barras van y vienen, pero la última en llegar, poco antes de las siete de la noche, es la que tiene pegados a la pantalla a los brasileños en un café de la Avenida Paulista.
Va a ser emocionante
, dice un analista de la televisora Globo.
Lo es por un breve lapso, porque pronto se sabe, de manera oficial, que la candidata Dilma Rousseff no ha superado la barrera de 50 por ciento de la votación y que Brasil irá a una segunda vuelta electoral el 31 de octubre.
A medianoche, con 99.80 por ciento de votos escrutados, la candidata del Partido de los Trabajadores y del presidente Lula alcanza 46.87 por ciento, equivalentes a 47 millones 500 mil sufragios.
José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), araña algunos votos del oficialismo y se queda con 32.63 por ciento (33 millones 86 mil votos).
Pero Serra se la debe a la tercera candidata: Marina Silva, ex ministra de Medio Ambiente del gobierno de Lula, quien pasó de una preferencia de diez por ciento en las encuestas a cerca de 20 por ciento en los votos válidos.
Silva es la primera en dar la cara tras el anuncio de resultados. Con gafas y el cabello recogido, la candidata del Partido Verde, insignificante hasta que ella decidió buscar la presidencia, dice: Es fundamental que en el partido tengamos una discusión, pero también que esos núcleos vivos sean escuchados: el movimiento Marina Silva, los intelectuales que nos ayudaron, los segmentos independientes, hagamos un plenario para evaluar nuestra posición
.
En otras palabras, que venderá caro su apoyo a Serra o Rousseff en la segunda vuelta.
Con sus 19 millones de votos, el coordinador de campaña, Luciano Zica, la apunta de inmediato para la elección de 2014.
Las caras largas en la sede de campaña del PT chocan con la actitud de Rousseff en sus últimas apariciones públicas. Había sido todo, menos triunfalista: Nadie está preparando ninguna fiesta
, dijo apenas el sábado, poco antes de recorrer las calles de Sao Bernardo do Campo acompañada, una vez más, de Luiz Inacio Lula Da Silva.
Hoy, tras votar en Porto Alegre, donde hizo gran parte de su carrera de funcionaria pública, Rousseff responde así a las preguntas sobre una eventual segunda ronda: Quien hace un buen combate sale más fuerte de lo que entró, ya sea en el primero o en el segundo. Es una victoria haber llegado aquí
.
Muy de mañana, el pronóstico se cumple. No el electoral, que la votación apenas inicia. Pero, como anunciaron los meteorólogos, amanece con lluvia en la mayor parte del país, con excepción del nordeste, la tierra de Lula y un bastión electoral del oficialismo.
Todo el día sigue nublado y con frío, pero la lluvia da un respiro a los electores que se vuelcan a las urnas en silencio. En una zona popular, la votación se desarrolla dentro de las instalaciones de una escuela tecnológica. Los electores llegan en grupos y hacen ordenadas filas. Es como si entraran a misa.
El único indicador de que Brasil vota es la propaganda electoral tirada frente a los centros de votación, una alfombra de volantes.
Después de votar, muchos, al parecer, vuelven a su casas, porque Sao Paulo vive un día con sólo tres kilómetros de congestión vial (los medios vigilan cerca de 500 kilómetros todos los días).
Liberdade, el barrio japonés, está lleno de centenares de personas que compran baratijas y almuerzan una vez cumplida la obligación de votar, cosa que hacen casi todos, pues la participación es de 82 por ciento de los electores.
El presidente del Tribunal Superior Electoral, Ricardo Lewandowski, define la jornada: Brasil tuvo unas elecciones tranquilas, con poquísimos incidentes y sin episodios de violencia. La elección en este inmenso país continental está terminando en un clima de absoluta tranquilidad, total normalidad y fiesta cívica
.
El saldo es menor para un país gigante: 650 detenidos, entre ellos 43 candidatos, por hacer campaña fuera de tiempo o intentar comprar votos.
Cinco estados de Brasil concentran casi la mitad de los electores. Según la ley, ninguna de las entidades puede tener más de 70 diputados, que es la cifra correspondiente a Sao Paulo. Le siguen Minas Gerais (53), Río de Janeiro (46), Bahía (39) y Río Grande do Sul (31).
La candidata del PT vence a Serra en Minas Gerais, Rio de Janeiro y Rio Grande do Sul. Pero el opositor PSDB se queda con las gubernaturas de Sao Paulo y Minas Gerais, las mayores reservas de votos y los estados económicamente más importantes.
El tono jocoso lo pone Plinio Arruda, candidato del Partido Socialismo y Libertad, quien no llega siquiera al uno por ciento de los votos y declara que Brasil vive anestesiado
por Lula: Vivimos una situación sicodélica
.
El anestesista vota en Sao Bernardo do Campo, el municipio conurbado donde inició su carrera de sindicalista y político. Y bromea como todos los días: Sólo lamento que es la primera vez que voy a votar y no está mi cara
.
Su cara no, pero Lula fue casi tan activo como cualquiera de los candidatos a la presidencia.
Hace cuatro años quedó a 1.4 por ciento de lograr la mitad más uno y debió ir a segunda vuelta frente a Geraldo Alckmin, quien hoy gana la gubernatura de Sao Paulo. El resultado: Lula obtuvo una votación histórica de 58 millones de sufragios, equivalentes a 60.82 por ciento.
Esta vez, Lula participó en 19 de las 20 concentraciones importantes de la candidata de su partido y fue también la figura estelar en los anuncios de televisión. Pero, al parecer, hizo falta su cara.