a mayoría absoluta en la Asamblea Nacional lograda por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) el 26 de septiembre es una verdadera proeza política que merece el mayor reconocimiento. Nunca será ocioso reiterar la guerra sicológica contra la revolución bolivariana incrementada sin límite en los meses previos a los comicios por la mafia mediática internacional. Que, por cierto, continúa, y valiéndose de los reflejos condicionados sembrados por la cultura capitalista, logra introducir la duda y el desánimo en sectores venezolanos clasemedieros o de poca conciencia política. De igual modo, la millonada enviada por el imperio a la contrarrevolución y los continuos planes subversivos incluyendo el asesinato de Chávez, confesado por el terrorista Chávez Abarca.
Los socialistas derrotaron a ese aparato diabólico al conseguir 97 de 165 escaños en el Legislativo, margen que muy pocos partidos políticos disfrutan hoy, aunque no lograran su meta de los dos tercios. Ganaron en 56 de los 87 distritos electorales y en 18 de los 24 estados del país, incluyendo la recuperación del Distrito Capital. Esto, no obstante la existencia de una serie de problemas muy sensibles como el irregular abastecimiento de agua y electricidad durante meses causado por la peor sequía en décadas, el efecto de la crisis capitalista sobre la economía venezolana a partir de 2008, el aumento de la inflación, más los múltiples conflictos derivados de no haber podido transformar todavía al Estado burgués y sus vicios.
Ahora el sonsonete de la contrarrevolución, repetido urbi et orbi por los ventrílocuos del imperio, es la enorme mentira de que ganó el voto popular y que éste no se reflejó en los escaños obtenidos debido a la redistribución
de las circunscripciones electorales realizada por el oficialismo para beneficiarse. Otra patraña totalmente contraria al contenido inclusivo de la reforma electoral. Como de costumbre manipulan los datos ya que se están atribuyendo votos ajenos. Se sabe que en la elección de diputados al Parlatino, esas sí nacionales, el PSUV superó a la contrarrevolución por 200 mil votos. Pero estos datos no dan una idea completa del verdadero apoyo popular al presidente Chávez pues en las elecciones presidenciales y referendos que lo han implicado personalmente se produce una concurrencia mucho mayor a las urnas y los votos del chavismo rondan los 7 millones. Pero hay que destacar la asistencia de 66 por ciento en comicios legislativos, algo nada usual en el mundo.
Lo que intenta la contrarrevolución es preparar sicológicamente a la opinión pública para justificar su invariable estrategia de subversión y golpe de Estado. Su concurrencia a las elecciones obedeció al consejo de sus patronos yanquis para que rectificaran el grave error de retirarse de las legislativas de 2005 y maquillaran algo su discurso para adecuarse a la circunstancia. Pero son bien conocidas su carencia de escrúpulos morales y de la menor vocación democrática, como se demostró en las décadas cuando eran dueños y señores de Venezuela, y se ha confirmado invariablemente en su trayectoria desde que Chávez ganó la presidencia, de lo cual el ejemplo más elocuente es el golpe de Estado de abril de 2002 cuando disolvieron de un plumazo todo el orden constitucional pero también el aire subversivo e ilegal de sus delirantes declaraciones inmediatamente después del acto comicial. Entre ellas la ilusoria pretensión de que Chávez está acabado y de instalarse por sus fueros en el Parlamento sin esperar hasta el 5 de enero. Con el mayor respeto por otras opiniones, no creo que nadie haya caracterizado mejor que Fidel Castro el estado de situación en Venezuela en su Reflexión Lo que quieren es el petróleo
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Lo más importante es el ingreso en esa institución (la Asamblea Nacional) de un elevado número de jóvenes, mujeres y otros militantes combativos y probados. La revolución bolivariana tiene hoy el Poder Ejecutivo, amplia mayoría en el Parlamento y un partido capaz de movilizar a millones de luchadores por el socialismo.
Estados Unidos no cuenta… más que con fragmentos de partidos políticos, hilvanados por el miedo a la revolución, y groseras apetencias materiales.
No podrán acudir al golpe de Estado en Venezuela como hicieron con Salvador Allende en Chile y otros países de nuestra América. Las fuerzas armadas… son promotoras y parte de la revolución. Tal conjunto de fuerzas es invencible...