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Libres, tres de los cuatro aprehendidos por el homicidio de Augur

La PGJDF me detuvo para acallar críticas, afirma Gabriel Ulises Valdez
 
Periódico La Jornada
Domingo 26 de septiembre de 2010, p. 36

Fue un encierro injusto, una privación de la libertad de más de 20 meses que únicamente respondió a la necesidad del gobierno capitalino de mitigar las críticas en su contra tras el asalto y homicidio del científico francés Christopher Augur.

Tras recuperar su libertad, Gabriel Ulises Valdez Larqué, a quien la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) señaló como uno de los probables responsables de los hechos ocurridos el 27 de enero de 2009 en las inmediaciones del aeropuerto capitalino, asegura: tenían que agarrar a alguien, presentarlo ante los medios de comunicación y con ello acallar las críticas. No importaba que fuera inocente o culpable.

El sacerdote católico del rito tridentino fue detenido el 29 de enero del año pasado. Durante la aprehensión –que se realizó amparado en la figura de flagrancia equiparada– se detuvieron a tres personas más. De los cuatro, tres ya obtuvieron su libertad pues sólo uno fue sentenciado por el asesinato de Augur.

Da miedo salir. Todo lo que había logrado se vino para abajo. Me presentaron como homicida y éso mi hizo perderlo todo. Son dos años que me arrebataron. Tuve que sobrevivir al reclusorio. Me golpearon para que confesara algo que no hice.

La hermana de Gabriel relata la forma en que se enteró de la detención: una tía me habló por teléfono y me dijo que prendiera la televisión. No entendía qué pasaba. Le hablé a mi mamá y fuimos al Ministerio Público.

La procuraduría obtuvo una orden de arraigo en contra de Valdez. Finalizó el tiempo de detención y Gabriel firmó su libertad, pues no se encontraron elementos para consignarlo por el caso Augur. Al salir fue reaprehendido, pues ahora se le acusaba de robo agravado en contra de Juan Manuel Camarillo Gutiérrez.

Me dijeron que no me habían encontrado nada. Que me iban a liberar. Pero al salir de ahí me volvieron a detener. Me dijeron que ahora tenía una acusación por robo y como a la una de la madrugada me llevaron al reclusorio.

La defensa del sacerdote la asumió el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro y pese a que la nueva acusación presentaba una serie de contradicciones la reclusión de Valdez Larqué se extendió hasta el viernes pasado. Un día antes una instancia judicial ordenó su liberación, pues no existían elementos suficientes para procesarlo.

En una ficha informativa elaborada por el Centro Pro se asegura que este caso demuestra que ante la incapacidad (de las autoridades) de realizar investigaciones exhaustivas mediante protocolos científicos se opta por detener a personas inocentes para mitigar los efectos negativos que, ante un caso de alto impacto, pueden tener en su imagen pública quienes encabezan las instituciones.