La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) está comprometida con la cultura y con la libertad de expresión, aseguró ayer el ministro presidente Guillermo Ortiz Mayagoitia al inaugurar el mural de Santiago Carbonell en la sede del máximo tribunal del país.

Caminos de palabras y silencios, de hombres y mujeres, de recuerdos y de olvidos es el título de la obra de Carbonell con la cual concluye la serie muralística realizada desde hace cinco años en el inmueble de la SCJN.

Ortiz Mayagoitia recordó que desde su inauguración, la casa de la justicia constitucional mexicana acogió al muralismo mexicano, que en sus inicios fue duramente criticado por sus propuestas y por su visión, con argumentos estéticos e ideológicos, pero con el paso de los años uno de sus grandes valores es su decisión de acercarse a la sociedad. En ese sentido es un arte del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

El mural inaugurado ayer, puntualizó el ministro, posee un vínculo con las obras de los primeros muralistas en tanto que son todas creaciones que atraen a los espectadores de carne y hueso, a los seres ordinarios que se ven reflejados en los murales como lo que también son: sujetos extraordinarios, capaces de conmover las conciencias y realidades.

El mural de Santiago Carbonell se suma a los realizados con anterioridad, en distintos momentos, por José Clemente Orozco, Luis Nishizawa y Rafael Cauduro. Se encuentra en el tercer piso del inmueble, consta de poco más de 123 metros cuadrados distribuidos en tres secciones, cada una con varios paneles.

Homenaje a la mujer

De acuerdo con la descripción hecha por el propio Carbonell durante la ceremonia inaugural, en la sección izquierda del mural está representada la parte masculina del país, llena de añoranza, con sus desaparecidos, el problema sugerido de la violencia, y en la sección derecha la parte femenina, más esperanzadora y gozosa, un homenaje a la mujer y al derecho que tiene a decidir sobre su propio cuerpo.

En la sección central se encuentran representados el norte y el sur del país: El norte más duro, más fuerte, más tremendo, lleno de soledades, de inmensidades, y el sur más femenino, más vegetal, más misterioso, más conectado a la tierra.

Trabajo con entera libertad

Caminos de palabras y silencios, de hombres y mujeres, de recuerdos y de olvidos es el primer mural de Carbonell, quien hizo notar que no está trabajado al estilo de la muralística clásica, sino al estilo de la pintura de caballete, es decir, todo lo hice con pincel chico, no utilicé brocha; no he visto un mural con este tipo de factura sumamente realista en lo formal, no en lo conceptual.

El artista, de origen español y avecindado en Querétaro, reconoció y agradeció la absoluta libertad con que le fue permitido trabajar: ni siquiera se habló del tema ni qué es lo que tenía yo que hacer; hay que luchar para tener libertad, pero es más bonita cuando se te otorga de una manera tan generosa.

Carbonell fue enfático al afirmar que su mural está dedicado a los hombres y mujeres comunes, a los olvidados, a los desconocidos, a los anónimos, a esos señores que en este momento están pegando un ladrillo sobre otro o haciendo crecer el maíz. Mientras nosotros estamos aquí reunidos, tan elegantes, hay otro pueblo, otra gente, que hace que este país viva y palpite: a esas personas está dedicado el mural.

Pese a ello, dadas las medidas de seguridad que hay para entrar a la sede de la SCJN, se antoja difícil que esos hombres y mujeres comunes puedan acceder al mural que les es dedicado.

Además de la de Ortiz Mayagoitia, la revelación de las distintas secciones del mural de Santiago Carbobell fue llevada a cabo por el titular de la Secretaría de Educación Pública, Alonso Lujambio; por el ministro decano de la Suprema Corte, Sergio Salvador Aguirre Anguiano, quien además hizo una extensa y minuciosa descripción e interpretación de la obra; y por Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.