Zona autónoma
ada vez es más difícil la construcción de espacios autónomos, culturales y autogestionados por jóvenes en la ciudad de México. Pero los hay, y la Zona Autónoma Makhnovtchina (ZAM) es una, aunque su futuro esté amenazado por una inmobiliaria que pretende usurpar la propiedad del edificio para fines de lucro
.
Para los jóvenes que se plantean no ser absorbidos por el capitalismo, en una sociedad que les ofrece el individualismo, la competencia, el desempleo y la soledad como futuro, el espacio no sólo representa un lugar para actividades de ecologismo, talleres de software libre y computación, charlas de carácter político y cultural, exposiciones de arte en resistencia, muestras de video, conciertos y fiestas solidarias. Para ellos es, sobre todo, una forma de vida y libertad.
El nombre, señalan sus integrantes, “está inspirado en el ensayo Zonas autónomas temporales, del autor Hakim Bey”. Es un homenaje a las comunidades anarquistas ucranianas, que a inicios del siglo XX lucharon por su autonomía resistiendo a los tiranos zaristas y más tarde la centralización del poder por los bolcheviques creando la Makhnovtchina como espacio liberado y en resistencia”.
En el contexto de las recientes amenazas de desalojo, la ZAM dio a conocer sus líneas de trabajo: movimiento punk como propuesta de vida y lucha alternativa; zapatismo, difusión y apoyo a las comunidades autónomas; software libre como herramienta para el hacktivismo, la seguridad informática y la creación de medios de comunicación libres, y ecologismo reivindicando un modelo de vida basado en la permacultura y el reciclaje.
La zona se localiza en un edificio que fue del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Posteriormente, lo que era el estacionamiento se convirtió en imprenta de materiales de apoyo a los zapatistas y luego fue cedido al grupo de jóvenes que actualmente lo mantienen vivo.
En la ZAM funciona o se proyecta una galería de propuestas artísticas de lucha; un espacio de cómputo con hardware reciclado y software libre; una pequeña huerta donde se practique la agricultura orgánica; equipo para imprimir playeras, estampas, publicaciones, carteles y propaganda, y una distribuidora de textos políticos y diversos materiales relacionados con la cultura punk.
La mejor crítica al sistema dominante se hace mediante las propuestas de cambio. No sólo criticamos, sino vamos creando la vida que queremos
, afirman promotores e integrantes de este espacio en una ciudad en que los jóvenes son cada vez más excluidos.