Con el PAN, otra década perdida
Cordero: robusto
y sólido
Calderón: 1.75 por ciento anual
on eso de que suele confundir la magnesia con la gimnasia (recuérdese su declaración del pasado 19 de agosto sobre los impuestos), el siempre sonriente Ernesto Cordero, secretario de Hacienda del calderonato, ha prometido a los mexicanos un sólido y robusto
crecimiento económico para 2011, cuando en realidad, de lograrse, sería menos sólido y robusto
que el estimado por el propio gobierno federal para 2010. En la fecha referida, el funcionario más tardó en reducir
la carga fiscal a los que habitan este país, que en reconsiderar su oferta y dejar en claro
que proceder en tal sentido sería irresponsable
.
Pues bien, descrito el componente psicológico que afecta a este personaje (y por lo visto al gabinetazo en pleno), todo indica que para el gobierno calderonista menos es igual a más, que en realidad caída es ascenso, que el 3.8 por ciento de crecimiento económico por él proyectado para 2010 resulta más sólido y robusto
que el 4.5 por ciento estimado para 2010 y, ya entrados en cálculos, que ambas cifras superan, por mucho, el 5 por ciento de crecimiento económico anual que alegremente ofreció Felipe Calderón en tiempos de su campaña electoral. Cuando menos así lo considera Ernesto Cordero y, obvio es, quien firma la propuesta económica para 2011, Felipe Calderón.
Entonces, como menos es igual a más, según el susodicho, las cifras y estimaciones de la Secretaría de Hacienda revelan que (sólo en caso de cumplirse sus proyecciones, y todo apunta a que no se concretarán) el resultado económico de Felipe Calderón sentado en Los Pinos sería igual a una tasa promedio anual de crecimiento
económico de 1.75 por ciento –en el mejor de los casos–, o lo que es lo mismo el peor resultado desde tiempos de Miguel de la Madrid, lo que sólo confirmaría que el modelo neoliberal instaurado en el país, y defendido a capa y espada por cinco inquilinos de Los Pinos al hilo, sólo ha servido para dos cosas: el brutal enriquecimiento de unos cuantos (la privatización de las ganancias) y el espeluznante empobrecimiento de la mayoría (la socialización de las pérdidas, Chomsky dixit).
En síntesis, esa es la democrática propuesta económica calderonista para 2011, es decir, más de lo mismo, o si se prefiere lo que el propio personaje ofertó a lo largo del periodo 2007-2010, idéntico a lo formulado por sus cuatro antecesores en la residencia oficial (1982-2006), con el sólido
y robusto
balance concreto que los mexicanos conocen y padecen. Como se ha comentado en este espacio, el resultado de los últimos cinco gobiernos –como se autodenominan– más se parece a un conteo boxístico por KO: 4, 3, 2, 1, fuera… Y fuera del futuro nacional debe estar el modelito económico impuesto a los mexicanos, si es que alguna mente lúcida y comprometida está realmente interesada en que este país salga del hoyo, deje de dar vueltas a la noria, y tome rumbo. Entonces, en 2010, el año del bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolución), los neoliberales podrán celebrar fastuosamente que en sus casi 30 años en el poder lograron dos derrotas estrepitosas y un milagroso empate: dos décadas económica y socialmente perdidas, y una salvada de panzazo (los años 90).
Suman ya 30 años de lo mismo, con idénticos resultados, todo ellos aderezados con más pobreza, mayor desigualdad, menores oportunidades y un futuro cada vez más oscuro. En vía de mientras, con el ritmo que lleva el panismo instalado en la residencia oficial, México irremediablemente acumula su segunda década perdida, la inaugural del siglo XXI (la otra corresponde a los años 80), con dos gobiernos
blanquiazules al hilo. El ritmo de crecimiento
económico marca KO boxístico es el siguiente: tras la tasa anual promedio de 6 por ciento de los llamados regímenes de la Revolución
, se pasó a un desplome de 0.34 por ciento con Miguel de la Madrid; de allí, a 3.9 por ciento con Salinas; a 3.5 por ciento con Zedillo; a 2.3 por ciento con Fox (¡y decían que no había nadie peor que él!) y a 1.75 por ciento con Calderón (siempre y cuando sus propias proyecciones se cumplan, lo cual es verdaderamente dudoso). Y para comenzar de salir del hoyo, sólo para eso, se requiere no menos de 6 por ciento anual, y el país acumula tres década de sólido
y robusto
2 por ciento (en los 80, la primera década perdida, el promedio anual de crecimiento
fue de 1.6 por ciento).
La sólida
y robusta
propuesta de Felipe Calderón para 2011 se traduce en la continuidad del raquitismo económico. Cada año mayor presupuesto con menores resultados. Para 2011 estima un gasto total de 3 billones 378 mil millones de pesos, de los que 35 por ciento (35 centavos de cada peso) se destinarán al pago de nómina burocrática y servicio de la deuda: 850 mil y 315 mil millones de pesos (98 por ciento son intereses), respectivamente. El gasto corriente asciende a un billón 954 mil millones de pesos y el destinado a inversión a sólo 597 mil millones; es decir, por cada peso destinado a inversión, el calderonato canalizará 3.3 pesos a gasto corriente.
Del dinero de los mexicanos, a lo largo de 2011 Felipe Calderón gastará diariamente 2 mil 330 millones de pesos para pagar su nómina, casi 100 millones por hora, pero el problema no sólo es el monto, sino la ostentosa falta de resultados. De igual forma, cada 24 horas se canalizarán 863 millones de pesos al pago de la deuda, con lo que de cada peso presupuestal este par de renglones consumirá 35 centavos. Por gasto corriente, de las arcas nacionales saldrán 5 mil 353 millones y pico cada día para que el aparato funcione
(léase oficinas de lujo, coches ídem, celulares, comilonas, viajes, partidos de la selección de futbol, show faraónico en Palacio Nacional, bombardeo propagandístico, etcétera, etcétera).
Así, con este sólido
y robusto
reparto, ni con un multibillonario presupuesto –armado con el dinero de los mexicanos– se podrá lograr una tasa de crecimiento económico medianamente aceptable. Mucho menos sacar del hoyo al país y a quienes en él habitan y financian estas desproporciones. Y esta historia se repite año tras año.
Las rebanadas del pastel
Cuentacuentos: estaba el inquilino de Los Pinos presume que te presume lo mucho que ha avanzado
el país en materia de competitividad, cuando, ¡zas!, que el Foro Económico Mundial (el de Davos) informa que con Calderón sentado en la residencia oficial México ha caído ocho posiciones en esta materia, y en 2010 ocupó el escalón número 66, contra el 58 en 2006. ¿Quieren que se los cuente otra vez?