En septiembre de 2009 el cineasta franco-polaco Roman Polanski fue arrestado a su llegada al aeropuerto de Kloten, de Zurich, Suiza, por la demanda judicial presentada en su contra en Estados Unidos hace más de 30 años, por la violación de la joven de 13 años Samantha Geimer, en 1977.

Polanski se encontraba en Suiza porque recibiría un homenaje en el festival de cine de Zurich por su trayectoria, que incluiría una retrospectiva de su producción fílmica.

La detención del creador de El pianista cobró importancia internacional con posturas en favor y en contra. Finalmente, el pasado julio la ministra suiza de justicia, Eveline Widmer-Schlumpf dijo: Roman Polanski no será extraditado a Estados Unidos y las medidas de restricción de su libertad son suprimidas.

Hoy se estrena en México la más reciente película del realizador, El escritor fantasma, con las actuaciones de Ewan McGregor, Pierce Brosnan, Kim Cattrall, Olivia Williams, Tom Wilkinson, Timothy Hutton, John Bernthal, David Rintoul, Robert Pugh y Eli Wallach.

El escritor fantasma, término que se emplea para denominar a un escritor anónimo que trabaja sin mérito o reconocimiento, cuenta la historia de un escritor británico que accede a terminar las memorias del ex primer ministro Adam Lang. Sin embargo, el proyecto desde el principio parece estar condenado al fracaso, ya que su predecesor en esa misión, mano derecha de Lang, durante toda su vida, murió en un accidente. Es un thriller contemporáneo, a cargo del vendedor británico de bestsellers y periodista Robert Harris.

A principios de 2007, mientras trabajaba con Polanski en una adaptación de su novela Pompeii, Harris, antes editor político, comenzó a escribir la nueva historia. Trabajó al mismo tiempo en ambos proyectos y considera que por esa razón la novela tiene la influencia del cineasta.

Por diversas razones el filme Pompeii no pudo seguir adelante; entonces Harris envió a Polanski una copia de su novela terminada, antes de su publicación. El realizador respondió: Vamos a hacer esto mejor, es como Chandler.

Harris explicó: “Él buscaba hacer un thriller y desde el principio estuvo interesado en mi primera novela, Fatherland, pero descubrió que ya se había hecho una película. Fue así que, en un curioso giro del destino –en el que cree firmemente–, terminamos haciendo algo distinto por completo. Así, pasamos unos meses maravillosos trabajando en este guión en lugar del anterior”.

Para Harris Polanski es el director ideal. Es muy respetuoso del material original y siempre dice: la novela es el guión. Nuestro método era dibujar un borrador, que escribía basándome en las escenas y la estructura del libro para después perfeccionarlo. Al trabajar con él da la sensación de estar escribiendo de nuevo la novela, pero esta vez, haciéndolo bien. La película tiene algunas cosas mejores que la novela. Trabajamos mucho y logramos que fuera más acertada. Por ejemplo, pienso que la película se ve muy fortalecida porque tiene lugar en ese entorno de árboles, costas, puertos abandonados y playas.

Harris descubrió que él y Polanski tenían un enfoque muy similar para narrar la historia, lo que hizo que su colaboración fuera más gratificante. Yo no estoy muy interesado en escribir prosa trémula por hacerlo; entiendo que él tampoco está interesado en una toma en particular, o una escena dramática por el hecho de sí misma. Siempre se trata de la historia, personajes y lógica. Fue muy satisfactorio trabajar en el guión.

La novela estuvo influenciada por Alfred Hitchcock. “Admiro en gran medida sus thrillers”, comenta.

“El escritor fantasma se trata de un tipo ordinario sin nombre, al que se le encomienda un trabajo que lo conducirá a un mundo extraordinario. Al igual que a Roman, lo que considero mejor es que el género de thriller aporta gran energía narrativa y empuje.”

No es una insinuación velada de la vida de Tony Blair

Cuando se publicó la novela, muchos críticos la interpretaron como una insinuación velada acerca de su amigo el ex primer ministro Tony Blair. Harris explica: “El escritor fantasma es una idea que tuve hace unos 15 años, mucho antes de que Tony ocupara el cargo. Me interesaba mucho la idea de un ex líder mundial, así como alguien que tuviera que escribir sus memorias, y un año después de que concebí la idea, la abandoné. Pasó más de una década y a finales de 2006 la retomé”.

Aunque existen similitudes obvias, Harris apela a la universalidad de los temas. Escribir acerca del poder es algo que me interesa en particular. Todas mis novelas, de alguna manera, son análisis del poder. Me llama la atención principalmente el fenómeno del líder que pierde el poder, ya sea Richard Nixon o Margaret Thatcher, y ¿cómo es el reajuste de su vida? Lo que lleva a una persona a ocupar los altos mandos y después lo que debe ser para ella perder ese poder. Cuando comencé a escribir, la imagen de Tony Blair salió por la ventana y pude crear (espero) la imagen universal del político.