En México el castigo corporal contra los menores sigue siendo una forma socialmente válida de educar y corregirlos en escuela, familia y otros ámbitos e instituciones, aseguró Susana Sottoli, representante en México del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Durante la presentación del Informe Castigo corporal y derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes, elaborado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Sottoli dijo que pese a los avances en los derechos de la niñez, en México aún hay brechas pendientes en este tema, como la ausencia de una legislación que prohíba el castigo físico a los menores, sobre todo como método punitivo.

En algunas entidades, dijo, no se sancionan las lesiones si no ponen en riesgo la vida o desaparecen en menos de 15 días, siempre y cuando sea para corregir.

El reporte de la CIDH resalta que los castigos corporales contra niños y adolescentes siguen disfrazándose de amor y disciplina en casi todos los países de América Latina, donde se justifican las agresiones contra los menores si provienen de un adulto.

Paulo Sergio Pinhero, representante de la CIDH, señaló que en el continente los niños suelen ser víctimas de pellizcos, mordidas, tirones de oreja e incluso quemaduras, con la justificación de que este tipo de violencia se ejerce para disciplinarlos.

Esta es una realidad que viven cotidianamente los menores de prácticamente todos los países del continente, bajo el amparo de leyes que solapan la violencia contra los menores. La violencia sistemática disfrazada de amor y disciplina en el hogar, escuelas e instituciones sigue siendo invisible, legalizada y permitida en esta región.

Sólo Costa Rica, Uruguay y Venezuela prohíben por ley el castigo corporal contra niñas, niños y adolescentes, subrayó.

En su informe, el organismo interamericano emitió algunas recomendaciones a los estados americanos, entre ellos México, para modificar la justificación de que los menores pueden ser sometidos a golpes o gritos como método de disciplina.

En su turno, el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Raúl Plascencia, hizo un llamado para no permanecer pasivos ante el grave panorama dl maltrato infantil que prevalece en México.