Martes 7 de septiembre de 2010, p. 37
Una de las señales que suelen delatar al burnout es el insomnio. De cada 10 pacientes que llegan semanalmente a la clínica del sueño del Instituto Nacional de Siquiatría Ramón de la Fuente, a por lo menos tres o cuatro se detectan después otros síntomas del síndrome de desgaste ocupacional, informó Alejandro Nenclares, especialista de dicho centro, en entrevista con La Jornada.
Aunque la prevalencia todavía es ligeramente superior entre los hombres, las mujeres empiezan a sufrirlo casi en igual proporción, sobre todo entre 25 y 40 años de edad, cuando uno tiene mayores exigencias de tener un buen trabajo, haber terminado la carrera, haber formado una familia, etcétera
.
Al padecer un estrés constante, el cuerpo de los trabajadores fundidos
empieza a segregar hormonas dañinas, como cortisol y noradrenalina, que a su vez producen radicales libres, sustancias tóxicas para el organismo que deprimen el sistema inmune y lo exponen a enfermedades constantes.
En casos extremos puede ser factor de riesgo para sufrir hipertensión arterial, colesterol alto, diabetes, embolias o infarto cerebral o cardiaco, advirtió.