No hay cupo en el idílico país calderonista
Menos crecimiento, con debilidad en turismo y remesas
ntre el triunfalismo mostrado por el inquilino de Los Pinos en su show mediático y la realidad nacional hay un abismo. Millones de mexicanos quisieran vivir en el idílico país que machaconamente describe el susodicho; el problema es que no tienen cupo, simplemente porque tal país no existe. En su cuarta tanda de cuentacuentos, Calderón presume una sólida recuperación de nuestra economía
, lo que ni de lejos coincide con las advertencias de organismos internacionales, instituciones del sector privado, académicos y conexos, toda vez que el verdadero motor
económico de México (el vecino del norte) echa chispas por doquier.
¿Cuál es la tendencia real de ese motor
y su efecto en la cada día más dependiente economía mexicana? El Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey campus estado de México, nos ofrece un repaso sobre este aspecto, y señala que los reportes de junio y julio (los de agosto lo ratifican) han confirmado que la economía de Estados Unidos marcha hacia la desaceleración. La debilidad de su mercado interno es evidente, algo señalado por la escasa recuperación de las ventas al menudeo. La razón es sencilla y atribuible a los elevados niveles de desempleo que prevalecen en dicha economía, donde los repuntes parciales de sectores como el automotriz han sido insuficientes para promover un crecimiento sostenido.
La evolución del empleo es algo esencial para entender hacia dónde se dirigirá la economía estadunidense, principalmente ahora que el crédito barato y fácil se ha terminado, por lo que si no se da una generación de fuentes de trabajo difícilmente se podrá presenciar una etapa de reactivación bajo la cual verdaderamente se pueda abandonar la sombra de la tan temida crisis. La combinación del retroceso en materia de empleo y en las ventas al menudeo señala que Estados Unidos todavía tiene un largo camino por recorrer para superar los problemas que enfrentó el año pasado. El hecho de que durante junio y julio el número de plazas laborales haya disminuido en 352 mil y de que en agosto las solicitudes de seguro de desempleo sigan incrementándose es un anuncio de que el mercado laboral estadunidense se debilita, y en consecuencia la actividad económica relacionada con su mercado interno.
El problema de fondo, apunta el citado Centro, es que la potencial recaída se da en un marco donde existen sectores productivos que aún se encuentran en crisis. Sin lugar a dudas uno de los que enfrentan fuertes adversidades es el relacionado con la construcción y la venta de casas. En el primer caso la inversión relacionada con el sector privado se debilitó en mayo y junio, siendo la parte pública la que ha evitado una caída mayor. No obstante, la comparación con 2009 sigue siendo negativa, ello a pesar de que el año pasado se suscitó una fuerte crisis y es indicativo de que aún pasarán varios años para que la construcción en Estados Unidos vuelva a alcanzar un buen desempeño.
La tendencia hacia el desempleo también limitará la capacidad de consumo en Estados Unidos, afectando con ello la compra de bienes que no sean básicos y que durante los últimos meses han sido parte de la reactivación de sectores como el automotriz, las industrias de la electrónica, la computación y la maquinaria eléctrica. Ante dicho entorno, en los meses por venir México deberá estar preparado para enfrentar tiempos de menor crecimiento económico, donde los flujos de remesas y turistas seguramente serán inferiores. Además la válvula de escape que representaba la migración ha colapsado, por lo que en el futuro próximo el país deberá buscar nuevas estrategias de política económica que permitan impulsar no solamente el crecimiento, sino que además tengan un efecto significativo en la generación de empleos.
Asegurar que el gasto del gobierno sea productivo es uno de los mecanismos con los que se debe comenzar el proceso de cambio en el modelo económico. Para ello el sector público cuenta con la oportunidad y la responsabilidad de presentar un presupuesto que en 2011 marque un signo distinto a lo observado hasta hoy. Presentar un objetivo claro y evaluable de generación de empleo, de disminución de la personas en condiciones de pobreza, de creación de empresas y de aumentar la esperanza de vida de los negocios en México deben ser parte de una prioridad económica y social, que se adicione a lo que tradicionalmente se ha manejado por los estrategas oficiales: el control de la inflación y del déficit fiscal.
México ha de evolucionar de un país que eternamente busca la estabilidad macroeconómica a ser uno que tenga mayor desarrollo social y económico, de otra manera no será posible enfrentar con éxito las turbulencias económicas y financieras que a nivel internacional se suscitan y que acaban exacerbando los graves desequilibrios sociales que acumula el país. El tiempo corre y se tiene la oportunidad de prevenir y no de lamentar la existencia de un nuevo ciclo de desaceleración económica.
En el primer semestre del año la recuperación económica de México registró un avance de 5.9 por ciento, fundamentalmente atribuible a la actividad industrial en manufactura de exportación. En este sentido, la dinámica de la producción industrial en Estados Unidos ha condicionado positivamente el desempeño del correspondiente sector en México. Hasta julio el incremento promedio de la actividad industrial estadunidense fue de 5.5 por ciento y de 6.6 por ciento en nuestro país. Lo anterior tiene de fondo el incremento de las exportaciones y la debilidad del mercado interno, y por ello constituye evidencia suficiente para afirmar que el repunte industrial tiene como principal motor a la producción orientada al mercado externo. El hecho de observar un vigoroso desempeño de las exportaciones totales es un elemento decisivo para la actividad industrial. En dicho escenario ha jugado a favor el incremento de las exportaciones de manufacturas y, principalmente, de las automotrices. Todo ello hace posible entender las razones del buen paso que en la coyuntura exhibe la economía mexicana, aunque al mismo tiempo todo ello sintetiza el elevado grado de dependencia que el país mantiene en términos de actividad económica respecto a factores externos.
Las rebanadas del pastel
Dice Norberto Rivera que una iglesia muda no sirve ni a Dios ni a los hombres
. Ajá, pero ni muda ni parlanchina; simplemente no sirve, salvo para joderle la vida a los creyentes y mantenerlos en el siglo XVI.