Beatriz Paredes, presidenta nacional del PRI, aprovechó el posicionamiento del grupo parlamentario de ese partido en la Cámara de Diputados para responder desde la tribuna la crítica que la semana pasada le hizo el presidente Felipe Calderón, quien lamentó no escuchar de ella una postura contra el crimen organizado.

La diputada Paredes Rangel, quien lucía un elegante ipil yucateco –para remarcar su cercanía con Jorge Carlos Ramírez Marín–, fue vitoreada por los priístas cuando se encaminó desde su curul a la tribuna.

“Personalmente he sostenido que no es la retórica, por más elocuente que sea, la fórmula pertinente para tener eficacia en esta materia. Nosotros decidimos no hacer política electoral con el tema… Rechazo categóricamente cualquier expresión que pretenda vincular de manera orgánica al PRI con el crimen organizado, y rechazo la generación de suspicacias sobre complicidades de autoridades priístas, porque la situación de inseguridad se ha exacerbado en sus jurisdicciones”.

Exigió nuevamente el esclarecimiento del atentado en el que murió el ex candidato del PRI al gobierno de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, y deseó el rescate de Diego Fernández de Cevallos y de otros tantos secuestrados anónimos cuyas familias padecen angustia.

La diputada por Tlaxcala insistió en que partidizar el tema de la delincuencia “establece sospechas de posible manipulación política de un asunto que demanda la colaboración de todos los mexicanos de buena fe para salir adelante.

¡Ya lo dije y lo reitero! Toda acusación debe sostenerse con pruebas y presentarse ante las autoridades competentes. Si no es así, sólo es una hipérbole o una intriga para deteriorar aún más la función pública.

A decir de Paredes, la Cámara de Diputados debe ser crítica, independiente y estar sujeta a un mandato popular. Es valladar para los grandes intereses que aspiran a subordinar a todos los poderes; una Cámara reflexiva, dialogante, capaz de aportar soluciones legislativas a los problemas que aquejan al país, declaró. Adujo que se debe enfrentar el hiperpresidencialismo que sometía a los otros poderes, y por esa razón coincidió con la idea de que el Presidente de la República debe acudir a la Cámara de Diputados a rendir su Informe anual de gobierno.

La política tlaxcalteca enfocó su mensaje en el terreno de la teoría política y la historia de México, y dejó al final la postura de su partido sobre los problemas nacionales, al grado de que se le agotó el tiempo y apenas pudo tocar la crisis económica.

No compartimos varias de las cifras expresadas en el cuarto Informe de gobierno del Ejecutivo federal, especialmente en lo relativo a la recuperación de empleos. En la glosa tendremos oportunidad de dar el debate puntual. Lo cierto es que, en 2009, la economía tuvo el peor desempeño de América Latina. El desplome fue de 6.5 por ciento y el optimismo que escuchamos parece más un recurso discursivo que el análisis objetivo de los indicadores, expresó finalmente la lideresa priísta.