l licenciado Peña Nieto rodó ayer, en dos partes, los espots de futurismo que con cargo al erario del estado de México (y cuentas particulares concurrentes) tratarán de convencer al respetable público, mediante intensas campañas mediáticas, de que una propuesta escenográfica de modernidad facial con gel y de arreglos faranduleros volátiles constituye una venturosa alternativa de cambio hacia atrás (el dinosaurismo restaurado).

Excursión programada del Gel Boy Scout por los bosques a modo del periodismo electrónico e incursión del Niño Perdido por terrenos conceptuales que en su caso resultan de alta peligrosidad. Lo importante son los espots, y para ello el sobrino del tío Montiel acomodó ayer la realidad a los requerimientos de filmación, primero entregando un informe de labores en acto protocolario con legisladores estatales y luego regalándose una masiva fiesta personal de relaciones públicas, con la presencia de la elite priísta nacional. Pero el actor de comerciales políticos quiso dar paso a algo parecido a la reflexión, al planteamiento político con pretensiones de profundidad, y queriendo fustigar a sus adversarios acabó mostrando el Talón de Ah Quique.

Resulta que el precandidato presidencial que participó mediante su secretario general de gobierno en la firma de un vergonzoso convenio en la Secretaría de Gobernación, entonces ocupada por un abogado de apellido Gómez Mont, para canjear votos priístas fiscales en San Lázaro por un veto panista a las alianzas con el PRD en el estado de México, ahora vuelve a exhibir su preocupación en esa materia, llegando al extremo tragicómico de establecer que El Cártel de las Alianzas es un peligro para Peña Nieto.

Así disparó ayer el lic. EPN su cuerno de chivo electoral: según eso, muy mal está el asunto de la violencia proveniente de la delincuencia organizada –algunos de cuyos principales ejecutores residen en el estado de México–, pero igual peligrosidad conlleva la búsqueda del poder por el poder a través de alianzas sin contenido, que desvirtúan la democracia (citas tomadas de la nota de Ciro Pérez e Israel Dávila en el portal de La Jornada). Junto a la tragedia de la inseguridad pública y los ataques de los delincuentes, hay otra grave amenaza: las alianzas entre proyectos antagónicos que generan confusión y desconfianza en la política.

En el reino de la vacuidad, en el mundillo de la política entendida como espot y de la ideología como peinado, Peña Nieto cree tener autoridad para lanzarse contra los arreglos partidistas sin contenido. Por lo pronto, otro distinguido filósofo político, Roberto Madrazo Pintado, se permitió precisar que la candidatura de tres colores habrá de definirse entre un par masculino: el gobernador del estado de México y el coordinador de los senadores priístas y presidente de la directiva de Xicoténcatl, Manlio Fabio Beltrones. A un lado, según el maratonista Madrazo, quedaría Beatriz Paredes.

En la Cámara de Diputados también se trabajaba en domingo. Luego de la escaramuza protagonizada por el PRD, que amenazaba con iniciar procedimientos jurídicos de inconformidad ante la Corte si no le daban la presidencia de la mesa directiva de San Lázaro este año, las cosas quedaron como originalmente se ha-bían planteado: el PRI se quedó con esa presidencia anual y al partido del sol azteca le prometieron hacer reformas legislativas para que el último año de esta legislatura se quede no sólo con la multicitada presidencia de la discordia sino además, en premio a su buena conducta de hoy, con la correspondiente a la Junta de Coordinación Política. Los perredistas aceptaron ayer esa promesa, como habían aceptado un año atrás la de presidir la directiva este año: de incongruentes no se les podrá tachar. Es más, firmaron el acuerdo para instalar al priísta José Carlos Ramírez Marín, reconociendo que el desenlace en favor del tricolor –el que con tanta vehemencia denunciaban horas antes– significó la aplicación literal y exacta de la Ley Orgánica del Congreso.

Otras promesas de amor político mostraban su inconsistencia al ver a la profesora Gordillo arremeter contra Alonso Lujambio, el caballeroso y acomedido personaje que tantas atenciones prodigó a la sindicalista (por órdenes superiores, obviamente) y al que ahora la cambiante Elba Esther exhibe como dedicado no tanto a los asuntos de la educación pública como a la búsqueda de la candidatura presidencial panista. Como los priístas, la práctica dueña del Panal cree que se ha agotado la veta explotable del felipismo y comienza a pintar su raya, en busca de nuevos romances partidistas. Por ello critica a Josefina Vázquez Mota, con quien nunca tu-vo cercanía ni consideraciones, y a Lujambio, quien sí ha hecho esfuerzos de cortejo político, al grado de aceptar sin problema la orden pinolera de entregar al yerno de Gordillo la estratégica subsecretaría de educación primaria.

Astillas

El episodio de los migrantes asesinados constituye un vergonzoso rosario de ineptitudes que ha mostrado a escala internacional el verdadero nivel operativo de los personajes encargados de la administración federal mexicana. Sabido y denunciado insistentemente el esquema de agresiones criminales contra quienes pasan de Centro y Sudamérica rumbo a Estados Unidos en busca de trabajo, el calderonismo ha mantenido en los asuntos de migración a una militante panista sin experiencia ni capacidad para esos delicados menesteres. Detonado el escándalo del rancho tamaulipeco de los asesinatos, el manejo policial y forense fue lamentable, coronado con el accidente del tráiler enviado con los cuerpos desde Tamaulipas sin protección policial alguna e incluso sin conocimiento del chofer de que llevaba ese cargamento. Ahora la indignación centroamericana no está siendo atendida con eficacia política ni diplomática. Triste episodio de un país en el abandono... Y, mientras Felipe se encamina sin ánimos a las celebraciones de la Independencia, ¡hasta mañana, con nuevas inundaciones agregándose al sufrir nacional!

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